La esquina

Pastillas contra la precocidad

LA viagra ha hecho mucho bien a la humanidad doliente. También ha traído algún mal, pero no por sí misma, sino por el abuso, mal uso o incompetencia del usuario. Como todas las medicinas, por otra parte, que deben tomarse siempre en la dosis adecuada y atendiendo a los efectos adversos que los prospectos describen con toda minuciosidad e, incluso, a veces, con más alarma de la imprescindible.

Pero la impotencia -técnicamente conocida como disfunción eréctil- que la viagra ahuyenta no es el trastorno de la sexualidad más frecuente, aunque sí el más habitualmente inconfesado. Por no confesarse no se le confiesa ni a los médicos, lo cual garantiza que muchos individuos morirán sin haberse curado de un mal que tiene cura. El trastorno sexual más universalizado entre los hombres no es otro que la eyaculación precoz. El problema masculino no es la falta de potencia, sino la falta de paciencia: se eyacula antes de tiempo, en un visto y no visto, cuando la compañera o el compañero de relación todavía apenas se ha enterado de nada. En menos tiempo del que tarda en persignarse un cura loco, el eyaculador precoz ya ha culminado la faena. Afecta a tres de cada diez hombres en algún momento de su vida, y a algunos les afecta en todos los momentos.

No es un problema menor, ciertamente, y la tradición médica era tratarlo mediante psicoterapia, ya que su componente psicológico es indudable (ya saben: el órgano sexual más importante es el cerebro). Ahora la Agencia Española del Medicamento ha autorizado la venta de un fármaco directamente orientado a combatir la eyaculación precoz actuando sobre el hipotálamo del eyaculador veloz para aumentar su autocontrol. El invento se llama comercialmente Priligy y cuesta casi doce euros cada comprimido. Se vende, por supuesto, con receta.

Ya lo habían comercializado antes en Suecia, Alemania y otros tres países europeos, donde se utiliza con éxito. En los ensayos clínicos previos participaron más de seis mil cobayas-eyaculadores, que consiguieron triplicar el tiempo de latencia. Gracias a este remedio terminarán mucha situaciones enojosas y desagradables en las relaciones sexuales, ya que la eyaculación prematura disgusta mucho a los partenaires, genera ansiedad y pérdida de la autoestima en quien la sufre, y frustración y, tal vez, resentimiento, en quien comparte el acto de amor con el paciente. "¿Ya?" es en ese trance la pregunta que encierra un mundo de reproches, decepción y amargura.

El único inconveniente del Priligy es que no debe ingerirse más de uno al día. Pero, bueno, importa más la calidad que la cantidad. Mejor hacerlo bien una vez que antes de tiempo muchas veces.

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