COMO una paradoja de las que la historia gasta a veces a sus pretendidos protagonistas, el pleno del Ayuntamiento de Estepona eligió el jueves como alcalde al concejal socialista que denunció, sin éxito, los turbios manejos que en nombre de su partido se estaban cometiendo en el municipio. Los mismos que ahora se investigan en la Operación Astapa y que han llevado a la cárcel al alcalde anterior, el singular Antonio Barrientos.

Con la elección como regidor de David Valadez, periodista sin ejercicio, el PSOE hizo de la necesidad virtud. El candidato preferido de la dirección era Rafael Duarte, concejal de Urbanismo, pero su imputación confirmada por presuntos cohecho, prevaricación y omisión del deber de denunciar delitos convertía su promoción en un contrasentido inasumible hasta para las tragaderas más anchas. La designación de Valadez se hizo contrarreloj, porque Duarte estuvo declarando ante la jueza hasta poco antes de la sesión plenaria municipal.

Finalmente, el grupo socialista, bien aleccionado por la dirección del PSOE andaluz, optó por poner de alcalde al militante que, casi en solitario, había llamado a todas las puertas jerárquicas del socialismo denunciando las irregularidades que el antiguo equipo de gobierno local -el propio PSOE y sus aliados ex gilistas- venía perpetrando desde hacía años a cuenta del urbanismo, las concesiones y las contrataciones. Bien hecho, aunque tarde. Es significativo que David Valadez esté alineado con el sector crítico del PSOE malagueño, enfrentado a la secretaria general saliente, Marisa Bustinduy, la mujer que había preferido mirar hacia otra parte mientras Barrientos y otros hacían de las suyas.

El nuevo alcalde lo fue gracias a los votos socialistas, más los de PA, IU y un grupo local, así como el más sorprendente de otro de los ediles imputados en la trama y recién expulsado del PSOE. Como primera medida de su etapa decidió bajarse el sueldo -el de Barrientos era de los más altos de España- y anunciar que la oposición participará en las sociedades municipales, elemental premisa para hacer más difícil que el equipo gobernante caiga en la tentación de desmandarse.

Mientras la instrucción judicial sigue su curso, subrayemos una vez más que la realidad se venga de quienes la ignoran y que los pecados del pasado nos persiguen. El PSOE malagueño y andaluz desoyó las alarmas que le avisaban de lo que estaba pasando. Por no hacer una limpia a tiempo se ha visto envuelto en un escándalo de corrupción y pregonado en las tristes páginas periodísticas que unen la política con los tribunales. A ver si aprende.

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