La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Pablo y la ley del doble rasero

Posiblemente no haya delito en Pablo Iglesias, sólo una inmoral doble vara de medir y una suprema incoherencia

Posiblemente el Tribunal Supremo no encuentre nada delictivo en la conducta de Pablo Iglesias en relación con el móvil de su ex asesora Dina. El machismo y el paternalismo no constituyen en sí mismo ilícitos penales. Sí son ilícitos morales y políticos en alguien que se presentó en sociedad como el incorruptible defensor de la gente y el indomable regenerador de la política española.

El listón de la ejemplaridad de los responsables públicos lo puso él. El mismo Pablo Iglesias que tronaba no poder confiarle la economía nacional al ministro De Guindos porque vivía en un chalé de 600.000 euros es el que, instalado en la casta aborrecible, se mudó de Vallecas a Galapagar, a un chalé casualmente del mismo precio, y tuvo la desfachatez de chantajear a Podemos sometiendo a un plebiscito el cambio de morada (una decisión personal y legítima). El mismo Pablo Iglesias que defendió, alentó y promovió escraches contra políticos de centro y derecha como jarabe democrático salido de la indignación popular es el que ahora condena y denuncia ante la Justicia a quienes se manifiestan ruidosamente en contra suya, rodeando su casa y acosando a su familia, de forma inadmisible por supuesto. El mismo Pablo Iglesias que abominaba de los viejos partidos jerarquizados, burocráticos y antidemocráticos es el que ha purgado a todos sus disidentes en Podemos, ha eliminado los topes salariales y la limitación de mandatos de sus jerarcas, ha liquidado el poder de los órganos intermedios de la organización y ha construido el partido más leninista de la escena nacional, junto a Vox. El mismo que proclama su presunción de inocencia -ve inconcebible que el Supremo lo impute- se la ha negado siempre a todos sus adversarios mínimamente rozados por una indagación policial. El impugnador de los aforamientos de los cargos públicos como privilegios de una casta corrupta es el vicepresidente que hoy se beneficia del fuero para no estar ya imputado y tener que dimitir (como él exigía entonces para los otros).

Como decía Antonio Gala, el puritanismo y el desmadre son hermanos siameses unidos por la espalda. En Pablo Iglesias van unidos como en casi nadie la superioridad inquisitorial y la incoherencia suprema entre lo que se dice y lo que se hace. Aplica como ninguno la doble vara de medir, una para sí mismo, su familia y amigos, otra para el resto de los ciudadanos. Es lo que tiene asaltar los cielos por la puerta de atrás. Y en sólo seis años. Un mérito indudable.

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