Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Once muertos

El independentismo cambia de estrategia porque tras el 'Brexit' nadie quiere más quilombos, no habrá referéndum

La crisis de los chalecos amarillos en Francia ha dejado el siguiente balance: 11 personas muertas, nueve ojos y cuatro manos perdidas, 2.448 heridos entre los manifestantes, 10.718 detenidos, de los cuales 440 han pasado por la cárcel. Junto al problema de orden público que Macron tiene en Francia, el de Cataluña es microscópico, pero la nueva estrategia del independentismo pasa por denunciar a España como un Estado opresor, heredero del franquismo, dotado de unos cuerpos policiales sanguinarios y jueces vengativos. Y esto vende, vende más que lo del referéndum, porque después del Brexit nadie quiere más quilombos. A partir de ahora se votarán tratados, no posicionamientos político-emocionales

Uno de los elementos del nuevo relato de los independentistas es la mentira numérica de las penas impuestas por el Supremo: cien años de cárcel -sostienen-, porque suman lo que no es añadible, las condenas son siempre personales. Es más, son los magistrados del Supremo quienes han abierto la puerta a que las instituciones penitenciarias puedan aplicar los beneficios desde el primer momento, al rechazar la petición de la Fiscalía de reservarlos para después de la mitad de la condena.

En Cataluña no hay muertos; quien más cerca de ello ha estado es el policía vigués que recibió un impacto en la cabeza. A lo que estos agentes han hecho frente estos días es a una guerrilla urbana, donde los proyectiles no sólo se han lanzado con tirachinas, también con artefactos de aire comprimido.

El hecho de que el peso de las actuaciones haya estado a cargo de los Mossos, la Policía del pueblo, es una contradicción que Quim Torra intenta soslayar con la culpabilización de su consejero de Interior. La deslealtad del presidente de la Generalitat no es sólo con el Estado, sino con el propio Gobierno que preside. Desde el domingo pasado, todos sus objetivos están centrados en los Mossos, porque su participación en la supuesta ola de represión destruye todo el relato. Es más, es que pocos en la Unión Europea han comprendido que la descentralización de España es tan profunda que hay dos comunidades con cuerpos de policía que no son del Gobierno central, sino de los autonómicos. No es una Policía de apoyo, como las locales, no hay un reparto de competencias, sino que Mossos y Ertzaintza son cuerpos integrales, los que actúan en todo el territorio. Y no son opresores.

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