Tinta y borrones

Octubre

¿Están nuestros políticos a la altura de esta ciudad? Sin pensarlo, nos sale un "no" rotundo

Tras un verano demasiado largo en Córdoba, parece que la ciudad ha vuelto a despertar en este otoño y, sobre todo, en un mes de octubre en el que se muestra sin complejos y vuelve a ser ese punto de atracción al que todo el mundo tiene que ir, al menos, una vez en su vida. O convertirse en ese destino favorito, la apuesta segura para pasar un buen fin de semana, un buen puente o un buen martes, por qué no. Está Córdoba especialmente espléndida en lo que llevamos de octubre y es ahora cuando una se siente especialmente privilegiada por vivir aquí. Desde Cosmopoética hasta el Festival de las Callejas, pasando por Eutopía o el próximo Flora, además de la festividad de San Rafael que está a la vuelta de la esquina y que cada uno celebra como quiera, en el Ikea si hace falta. La ciudad ha sido un bullicio precioso en este puente, de turistas y cordobeses que redescubren la ciudad, que se siguen sorprendiendo de la maravilla de teatro que es la Axerquía, punto de reencuentro de amigos, además de lugar para conciertos.

Pero la pregunta es obligada llegados a este punto y espero que a mi amigo no le importe que le coja prestada esta idea que lanzamos precisamente el sábado en la Axerquía. ¿Están nuestros políticos a la altura de esta ciudad? Sin pensarlo demasiado, nos sale un "no" rotundo. Ni lo están, ni nunca lo han estado. Ni a nivel local, ni regional ni estatal. Nunca ha contado con alguien que crea en ella como lo hacen los miles de turistas que nos visitan o como lo hacemos los que en su día elegimos quedarnos aquí y de donde no nos moveríamos. Los que apostamos por esta ciudad, con sus virtudes y sus defectos, con sus momentos buenos y malos y a los que nos enerva escuchar en cada foro las historias del paro estructural, el reto de la industrialización, la apuesta por la agroalimentación o la logística.

Y, además de todo eso y terminando como empezamos, el turismo. Durante años Córdoba se ha beneficiado del declive de otros destinos por motivos de seguridad y los números empezaron a crecer dejando récord tras récord. Entonces no hicimos nada, sólo sacar pecho y comentar todas las estadísticas positivas que se sucedían. Ahora que la situación se ha estabilizado, los números ya no son tan buenos y los políticos callan. Ahora salen a relucir nuestras carencias y los proyectos sin ejecutar se amontonan. Pero afortunadamente la ciudad estará, como siempre, por encima de sus dirigentes, sean quienes sean.

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