Jacques Delors, el gran presidente de la Comisión Europea, no ocultaba su afición al deporte. Cuando llegaba por las mañanas a su despacho empezaba la lectura de prensa por L'Equipe. Y se ayudaba en sus citas políticas. Solía repetir que en las elecciones, como en el deporte, lo más emocionante es la incertidumbre sobre el resultado. Según esa filosofía, hoy tenemos una jornada de emociones en Castilla, León y toda España. Mañueco tiró los dados para relanzar la carrera de Pablo Casado, cuando el PP creía estar cerca de la mayoría absoluta. Pero parece que otra holgada victoria, modelo Ayuso, no se producirá. Y el presidente nacional del PP no podrá desmentir la idea de que la líder madrileña es el mejor cartel electoral posible de su organización.

Estas elecciones en solitario han puesto el foco en CyL y en su presidente. La campaña de Mañueco ha sido errática; parecía asesorado por el mismo consejero de Gabilondo en Madrid. No ha estado al nivel de Ayuso, aunque ha pretendido copiarle el guión. Encima, no ha conseguido quitarse el estigma de oportunista desleal con Cs, partido que lo hizo presidente sin ser el más votado y le apoyó en una moción de censura tras el fiasco de Murcia y la ruptura del pacto PP-CS en Madrid. Los 35 años que lleva el PP gobernando en CyL se parecen a los 37 que estuvieron los socialistas en Andalucía: tantas décadas producen oxidación y fatiga de materiales. Son inevitables los errores, los fraudes o la corrupción. Así que una alternancia, como la que reclamaba el PP aquí, siempre es saludable. Allí la impidió Cs, cuyo grado de hundimiento es una de las incógnitas de la noche.

Vox será uno de los triunfadores de la jornada, como lo fue hace tres años en Andalucía. Su captura de una parte del voto que iba a la izquierda fue decisiva para que Moreno entrara en San Telmo. Está por ver si sumarán mayoría y quieren entrar en el gobierno, hipótesis que hace temblar las piernas a más de uno allí y aquí. Un gran resultado de Vox, uno malo del PP o un desastre de Cs atrasarían las elecciones andaluzas. Mañueco ha comparado a los pujantes partidos provinciales de Soria, Ávila o León con los independentistas vascos y catalanes. Error; estas opciones localistas de gente decepcionada con su autonomía son inequívocamente españolas. El socialista Tudanca ha demostrado poco en esta campaña. Sería una sorpresa que repitiera la victoria de 2019, aunque el CIS lo pronosticaba. Tezanos también se la juega esta noche. Si gana el PSOE habrá recuperado el crédito perdido, pero una clara victoria popular casi le obligaría a dimitir.

Más emoción imposible: nueve distritos con poco censo; dudas sobre la participación de una población mayor, en elecciones inéditas en solitario, con mal tiempo; nuevas opciones con posibilidades en liza con vaivenes en las ya asentadas. Incertidumbre total; emoción máxima. Veremos si mañana todo el mundo se toma el resultado con deportividad.

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