Nieto en la niebla

Que se cuide Nieto de los propios, porque parece que el cuchillo se lo están clavando al clásico modo

José Antonio Nieto pone un circo y le crecen los acróbatas y los enanos. Y es que vaya racha funesta que lleva el exalcalde popular, que no sale de un disgusto para meterse a la carrera en otro. De la decepción de las municipales, que fueron el comienzo del desastre, a la decisión de la alta jerarquía popular de apartarlo de la carrera por la Presidencia provincial, asuntos que apenas son nada si se comparan con la polémica que ahora protagoniza a raíz de su reunión con el hermanísimo de Ignacio González, hoy tan entrullado y a la sombra como su vástago. Dice Nieto que en aquel encuentro de primeros de abril, en el que la Fiscalía sospecha que hubo chivatazo sobre la operación Lezo, sólo se habló de cuestiones ordinarias de Mercasa, la empresa pública en la que trabajaba Pablo González, y niega por ello que allí se hablase algo del operativo policial que se preparaba contra los hermanos y su entramado de presunta corruptela. "Ojalá hubiese una grabación", dice Nieto, sabedor supongo a estas alturas de que no la hay. Y yo opino lo mismo, que ojalá hubiese un archivo sonoro con el que pudiésemos saber a ciencia cierta si el que fue nuestro alcalde miente o si dice la verdad sobre el encuentro. Si fue cándido como un chilindrín de parvulario (lo que tiene bemoles) o si se las quiso dar de listo y muevehilos ya de recién llegado a su nuevo despacho, lo que además sería delito de probarse. Quedará la duda ahí salvo que haya sorpresa y exista grabación, mientras que la certeza se dirigirá hacia otro lado: hacia que tanto su actual jefe, José Ignacio Zoido, como Nieto tienen enemigos duros de pelar dentro de su propio partido, malquerencias. Porque tantas filtraciones me da que no vienen ni de Podemos ni de Ferraz, como tampoco vienen del aire. La vieja baraka de Nieto se difumina en cualquier caso más y más. Y que se cuide bien de los propios, más que de los ajenos, porque parece que el cuchillo se lo están clavando no de frente sino al estilo sibilino: por la espalda y con alevosía. Al clásico modo.

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