Mensaje en la botella

Necesitamos más valientes

Dejemos que la Policía haga su trabajo, per hagamos también nosotros el nuestro

Mucha gente volverá hoy -volveremos- a salir a la calle para reivindicar de nuevo que tenemos que frenar esa vergonzante lacra que es el maltrato. Las estadísticas lo reflejan muy claramente y dicen que en la provincia de Córdoba hay más de un millar de mujeres con protección policial ante la amenaza de sus parejas. Seguramente, y con razón, habrá quien destaque que se trata de mil valientes, de personas que han decidido dar el paso (muchas veces no se sabe hacia dónde) para decir basta a una situación intolerable en una sociedad igualitaria. Para todas ellas, el mayor de los reconocimientos y desde aquí reclamo la atención que merecen por parte del sistema político y judicial de este país.

Luego está el debate partidista en el que la violencia hacia las mujeres se ha visto inmersa en los últimos años, un debate que todavía está candente y del que hacen uso algunos para defender una serie de postulados que, al final, nada tienen que ver con la angustiosa situación de mujeres y niños que sufren. Nos guste o no, ese postureo demagógico parece que ha venido para quedarse -al menos durante un tiempo- y así se refleja en decisiones en clave institucional. Hemos visto en las últimas semanas que algunos ayuntamientos, como el de la capital, o la Diputación, se han quedado sin poder aprobar una declaración institucional contra esa violencia hacia las mujeres. Y eso es así, todo hay que decirlo, por el oportunismo de un partido como Vox, al que estos asuntos le parecen livianos, y cuyos representantes han decidido no apoyar esa declaración. Allá ellos y sus conciencias.

No voy a a sorprender a nadie con mi postura sobre lo que debemos hacer o no en materia de violencia de género. Creo que coincido con la mayoría de la gente de bien de este país y me repugna cualquier acto que conlleve el maltrato o vejación -no digamos ya la muerte- de una mujer por el simple hecho de serlo y de que alguien se crea superior a ella. No obstante, tal vez tendríamos que ampliar algo más nuestras miras. En Córdoba, repito, tenemos mil mujeres protegidas por la Policía, pero... ¿cuántas más hay que no se atreven a denunciar?

Dejemos a las fuerzas de seguridad que hagan sus trabajo, pero también hagamos nosotros el nuestro. Si seguimos reduciendo a una mera conversación de pasillo que a algunas jóvenes de nuestros institutos le parezca algo habitual que su pareja le controle la vida, que se entrometa en sus redes sociales, que haga uso de su imagen como le plazca o que haya mujeres que toleren de sus compañeros el interrogatorio diario de dónde estás y con quién o que veladamente las amenacen porque se deben a sus caprichos, mal vamos. Si toleramos todo eso y por comodidad decidimos no intervenir con un consejo o una señal de alerta, el camino será más largo. Sigamos el ejemplo de esas mil mujeres. Necesitamos más valientes. Cuanto antes, mejor.

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