Veredas livianas

Noelia Santos

nsgemez@eldiadecordoba.com

Necesidades esenciales

La información que consumes estos días te permite saber y entender, no mates al mensajero

No voy a salirme del tema porque me es imposible desconectar de cualquier cosa que no sea el maldito virus. Voy a mantenerme en la línea en la que hay que hay que mantenerse: quedarme en mi casa, teletrabajando, intentando que el techo no me coma y siendo consciente de que me están pidiendo que me quede en un lugar con agua potable, comida y Netflix, no enviándome al frente para pelear en una guerra. Porque esto no es una guerra, vamos a tenerlo claro. En una guerra hay bandos, luchas encarnizadas y enemigos, y aquí no hay de eso, por mucha tontería que pueda soltar Ortega Smith por la boca hablando de las nacionalidades de las bacterias.

En esta columna de opinión no voy a escribir de otra cosa que no sea el coronavirus como casi no he dejado de hacerlo en las páginas siguientes. Tampoco han dejado de teclear mis compañeros, los que trabajan en sus casas y los que tienen que ir a la redacción. O los colegas de la radio y de la televisión. No voy a dejar de escribir del coronavirus, pero sí voy a dejar claro por qué sabes tanto del COVID-19: porque existe el periodismo.

La información que consumes estos días te permite entender el decreto que acompaña al estado de alarma, cuántos afectados por el virus hay en tu provincia, lo saturados que están los profesionales que trabajan en supermercados o la forma en que se están dejando la espalda el personal sanitario, los conductores de autobuses, los que limpian las calles o los camioneros.

Lo de matar al mensajero viene de lejos y nunca se ha ido. Hace pocos días, cuando la situación todavía no había tornado en la realidad que vivimos hoy, leía mensajes en los que se culpaba a los medios de comunicación de crear una sensación de alarma. Ahora, desde casa, todos nos metemos en Twitter o en las páginas web de los diarios para saber más y más.

Sin negar que la responsabilidad del informar bien es algo que debe ir unido al trabajo de los periodistas estos días, también habría que intentar consumir bien la información. Todo el mundo consume el contenido que lleve en su titular la palabra coronavirus, de la misma manera que son muchos los que se pasan por Whatsapp audios, capturas y mensajes que nada tienen que ver con la realidad. Por eso, no matéis al mensajero, acudid a él para que os cuente (bien) la verdad.

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