El lanzador de cuchillos

Navidades de un niño de la EGB

Llegar a casa el 24, después de toda la tarde de copas, sin ganas de cenar; el primer anuncio del año...

Las muñecas de Famosa dirigiéndose al portal; la foto con el rey Melchor en la puerta de los almacenes Woolworth; el abrigo gris de espiguillas y la bufanda azul tapándome la boca, "niño, no hables, que te entra frío en la garganta"; los primos desfilando por casa de la tita Encarnita, la hermana solterona de mi abuelo Nicolás, para que nos diera el aguinaldo ("Paola, ¿cuánto te ha dado a ti?"); la noche del 5 de enero, con el oído atento y el miedo metido en el estómago; el coche teledirigido y el garaje de dos plantas con túnel de lavado; la misa del gallo; los nervios de la cuenta atrás, "esperad, que todavía faltan dos cuartos"; el primer anuncio del año; Encarna y las empanadillas de Móstoles; las tardebuenas que acababan de aquella manera en el R5; Sidne Rome, que estaba buenísima de burbuja Freixenet; el geyperman escalador; la carne mechada y el huevo hilado; los postres de mi tía Cheli; mi padre bebiéndose doce tragos de vino porque "esto también son uvas"; el soniquete alegre y mañanero de los niños de San Ildefonso; los villancicos de Gloria de la Jurado; llegar a casa el 24, después de toda la tarde de copas, sin ganas de cenar; José Feliciano, en las tiendas del centro; comprar cuando están a punto de cerrar un libro o un perfume; guardar una hora de cola en El Corte Inglés para que te envuelvan un regalo; "Navidad, Navidad en Canal Sur, Navidad, Navidad en Canal Suuuur, nuestra navidaaaad"; el nudo en la garganta con los campanilleros de José Mercé; mi compadre Eduardo dándole a la zambomba y cantando villancicos escatológicos; el año que le pedí a los Reyes el Trivial y los cabrones me trajeron el Genial; el amigo invisible; mi hermana Esperanza agarrada a la falda de mi madre mientras Papa Noel intentaba, sin éxito, entregarle unos regalos; las nocheviejas con Mar en el Bonobo; el mensaje del rey; la capa de Ramontxu; el año que me presenté en casa de una novia vestido de pastor y sus padres pensaron, con razón, que su niña salía con un gilipollas; la reposición del especial de la primera con un resacón descomunal (¿alguien se levantó alguna vez para los saltos de esquí?, yo supe del concierto de año nuevo a partir de los 40); "last Christmas I gave you my heart"; mi madre decorando la mesa como si hubiéramos invitado a la cena al Sultán de Brunei; la pérdida de la inocencia, los Reyes son los padres, qué cabrones; la vespa amarilla que me salió un año en el trozo del roscón, "Feliz Navidad, próspero año y felicidad, pipiripipipipipi". Se lo desea, de corazón, el calvo de la lotería

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