La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Nadie manda en su hambre

¿Turismo sostenible? Más bien sustentador (sustentar: proveer a alguien del alimento necesario)

Preocupan desde hace años los males que acarrea el turismo masivo al patrimonio natural, al histórico y a las ciudades de medio o pequeño tamaño pero espléndido pasado hoy marchito y museificado. Y escribía ayer el compañero Carlos Navarro de la tortura de las despedidas de soltero como ejemplo de turismo invasor. El problema es que esto no tiene solución, como tantas otras cosas urdidas por el ser humano, desde la famosa manzana o Prometeo, que no puede detener cuando acaban volviéndose contra él. De una parte, nadie puede impedir, ni sería deseable que se hiciera, que los ciudadanos se desplacen libremente donde les apetezca. De otra, las economías necesitan desesperadamente de los ingresos que el turismo masivo procura.

Según datos pre-Covid del Parlamento Europeo el sector del turismo en la UE entendido en sentido estricto (proveedores tradicionales de viajes y servicios turísticos) engloba a 2,3 millones de empresas, en su mayoría pymes, y da trabajo a 12,3 millones de personas, haciendo una contribución directa al producto interior bruto de la Unión de un 3,9 %. Si se consideran los vínculos que mantiene con otros sectores económicos, la contribución del sector turístico es aún más elevada: 10,3% del producto interior bruto y 11,7% del empleo total, lo que equivale a 27,3 millones de trabajadores. De los 1.500 millones de llegadas de turistas internacionales en todo el mundo, 745 millones (el 50%,) se registraron en Europa. En el caso español el turismo es el sector que más riqueza aporta con un total de 176.000 millones de euros anuales que representan el 14,6% del PIB además de 2,8 millones de empleos. Julio y agosto pasados Andalucía recibió 11,1 millones de turistas que dejaron 8.220 millones de euros.

La UE, con buena intención imposible de cumplir, apuesta por el "turismo sostenible". Un imposible. El turismo masivo es, por su propia naturaleza, incontrolable, invasor y perturbador del normal funcionamiento de las zonas invadidas. Todo se pone a su servicio. Los vecinos emigran, los comercios de proximidad cierran, bares, hoteles, pisos turísticos, restaurantes y tiendas de recuerdos se multiplican, catedrales y templos se convierten en museos de pago. ¿Turismo sostenible? Más bien sustentador (sustentar: proveer a alguien del alimento necesario). Se equivocó el jornalero de la conocida anécdota: nadie manda en su hambre.

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