El insurrecto

Nadie le abría sus puertas

ACABO de conocer que el PSOE andaluz reclamará para sí el andalucismo de Blas Infante en su próximo Congreso Regional. Y yo me alegro. Será una oportunidad histórica para rectificar y aprender de su pensamiento universalista, intercultural, ecologista y radical demócrata. La ponencia marco lleva por título Andalucismo transformador. No me cabe duda que los socialistas andaluces llaman "transformador" a esos aparatos eléctricos que aumentan o disminuyen la tensión en un circuito eléctrico o durante las elecciones. Por andalucismo, sinceramente, no entienden nada. Porque la distancia ideológica entre Blas Infante y el PSOE chavista es sideral. Al menos hasta esta brillante ponencia que los socialistas cordobeses defenderán durante el mes de julio en Granada.

Para evidenciar esta metamorfosis podrían empezar por acudir al acto homenaje de su fusilamiento. El presidente de la Junta de Andalucía no fue el año pasado al kilómetro 4 de la carretera Carmona-Sevilla para no tener que mezclarse con los andaluces de a pie. La fundación Blas Infante que preside su hija siempre veló porque el acto fuera civil, sin distinciones de clase, como hubiera querido su padre. Pero Chaves padece demofobia y le molesta mezclarse con la chusma fuera de los mítines electoralistas. Por eso secuestró el homenaje al Padre de la Patria andaluza dentro de los barrotes del Parlamento, para que sólo los disfruten los políticos profesionales de los que tanto abominaba Blas Infante.

Después de la ponencia, seguro que volveremos a recuperar el entorno de Dar al Farah, su Casa de la Alegría en Coria del Río, hoy convertida en un sectario y manipulador Museo de la Autonomía. Da vergüenza contemplar cómo la memoria histórica andaluza se compone mayoritariamente de muertos y desaparecidos de un solo color. Molesta la práctica exclusión de anarquistas, comunistas y andalucistas. Y encima lo han ubicado junto a la hermosa casa andalusí de Blas Infante, poniendo en serio peligro su estructura, en las antípodas emocionales y políticas de su espíritu.

También me ha hecho muy feliz esta propuesta porque supondrá que Chaves no se presentará más como presidente, las elecciones en Andalucía no volverán a coincidir con las generales, los socialistas reclamarán íntegra la deuda histórica, votarán a favor de la equiparación jurídica de moriscos y sefardíes, propondrán el uso ecuménico de la Mezquita de Córdoba, de nuevo serán andaluzas la autovía del sur y Canal Sur, sus presentadores hablarán como tú y yo, incluirán en los currículos escolares la historia de Andalucía sin prejuicios ni tópicos, el árabe se estudiará como segundo idioma clásico, y en fin, el PSOE se disolverá como partido dado el asco que a Blas Infante le causaban los aparatos electorales. Pero me temo que no será así. Que sólo es una jugada de marketing para sepultar definitivamente al andalucismo político. Y el pensamiento de Blas Infante seguirá siendo como aquel haiku que citaba para sí mismo: Nadie le abría las puertas/ Y seguía en la calle solitaria/sobre la nieve, la linterna.

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