Fuera de cobertura

Elena Medel

Mundo viejuno

LO clásico es tendencia. No las canas ni la sabiduría de los años ni la experiencia de la edad, sino el espíritu más acá de lo tradicional, el pasaporte de mundo viejuno, los ya generosos fondos del Museo Arqueológico de Córdoba crecidos con capital humano: la plantilla de la Universidad de Córdoba, cuyo vicerrector de Profesorado y Ordenación Académica ha anunciado una jubilación masiva de profesores. Creo que no se trata de expulsar de su despacho a profesionales de valía, sino de facilitar el relevo a los jóvenes investigadores con un muy buen currículum que ante la inexistencia de plazas libres -ocupadas por docentes con, en algunos casos, más de veinte años en el puesto- vuelan alto, pero más lejos de lo deseable. Se trata, en resumen, de sumar sin perder más de la cuenta.

Porque en la Universidad de Córdoba trabajan profesores veteranos y excelentes, pero también habitan sus aulas y pasillos quienes identificaron la obtención de un puesto fijo con el arrojo de la toalla de la formación continua o la simple profesionalidad: se logra la silla inamovible, y a dormir. Lecciones ancladas en los años ochenta -cuando la mayoría, según la vicegerencia de la UCO, accedió a la plaza-, y métodos con un componente didáctico escaso, o inexistentes ansias de reciclaje para continuar progresando en su camino teórico, y exigencias que buscan -más que elevar el nivel del alumnado- certificar esa falacia de que, a mayor dureza en la evaluación, mayor prestigio en quien evalúa. No se engañen: aunque los informes institucionales y las notas de prensa apuesten por el color rosa, existen. Quizá no impartan clase, aunque figuren en las programaciones, porque siempre ronda cerca un becario abnegado, soñando quizá con una jubilación a espuertas como la que se anuncia. Y esos profesores holograma cobran igual, o más, que quienes valen el triple en horas y calidad.

Es la historia de siempre: ¿y la situación ideal? El control continuo. Que, igual que los estudiantes deben superar cada cuatrimestre con exámenes, otras actividades y rigor diario, cada cierto tiempo -dos, tres cursos- los profesores confirmen su validez en el puesto que se encuentran desempeñando. Porque las jubilaciones anticipadas permitirán a la Universidad de Córdoba transformar a los mejores becarios en excelentes profesores, y librarse de quienes han marcado su silueta en la poltrona académica, pero también les castigarán perdiendo a profesores de mucha valía que todavía pueden aportar sus fuerzas en un último repecho. Una tirita para una herida aún sin infectar, pero sin buen aspecto.

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