Tinta y borrones

Mujeres rurales

El feminismo late fuerte en mujeres de más de 54 años, son las que no pudieron elegir y ahora se agarran a sus hijas

Dice María Sánchez en Tierra de mujeres que escribe para ser altavoz de las invisibles. De aquellas que han vivido siempre a la sombra de, que no pudieron elegir qué hacer con su vida, sino que el destino ya estaba escrito para ellas. Son nuestras madres, nuestras abuelas, generaciones que crecieron centradas en ayudar en sus casas, en el campo, cuidar a su familia. Quizá no abanderaron grandes causas, quizá se conformaron con los que le tocó vivir, quizá no se rebelaron ante una situación que las discriminaba simplemente por ser mujeres. Pero no por eso dejan de ser ejemplo e inspiración.

Me parece una mirada que pocos antes habían tenido. Al menos desde el mundo de la literatura. En las páginas de este periódico ya saben que la sección de provincia es fundamental y les traemos desde el encuentro de encajeras de bolillos de Puente Genil a la matancera de Villanueva. De los bajos precios de la naranja a los problemas de relevo generacional en la agricultura y la ganadería. Del olivar en pendiente o la poca presencia de mujeres en las explotaciones.

Ahora que se acerca el 8 de marzo y que tenemos que volver a explicar que feminismo no es lo contrario de machismo o que las mujeres feministas también nos sentimos femeninas, reivindicar el papel de nuestras madres y nuestras abuelas, el de antes y el de ahora, es fundamental.

Un estudio publicado por El País refleja que el feminismo está presente con fuerza en las jóvenes y crece a partir de los 54 años. Son estas madres que y abuelas que no pudieron elegir y que el año pasado se agarraron del brazo de sus hijas y nietas para decir basta. Son esas mujeres a las que nadie les preguntó si querían o no tener hijos, las que no se plantearon si querían o no tener hijos, las que hubieran preferido seguir estudiando, las que te decían que no caminaras sola por la calle, que te cogieras un taxi y que avisaras cuando llegaras a casa.

Seguro que ellas explican mejor que nadie lo que es feminismo, que no es lo contrario de machismo. Es poder decidir y que no te culpen por ello, es querer triunfar y que no te llamen egoísta, es no sentir miedo por la noche, es no tener que demostrar a los demás que vales. Seguro que ellas lo tienen claro. Yo también.

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