La ciudad está de feria. Y ha comenzado a lo grande, como se esperaba, entre otras cosas porque había muchas ganas después de dos años de espera a causa de la pandemia. El viernes, cuando aún faltaban dos horas para que de manera oficial arrancara la fiesta, El Arenal era ya un hervidero de gente, deseosa de recuperar el tiempo de perdido, de reencontrarse con amigos y tradiciones, de disfrutar de una celebración que pondrá el broche de oro a un Mayo Festivo del que tiempo habrá para hacer balance.

De lo que no nos vamos a librar los cordobeses, un año más, es de que el ferial se convierta en un gran escenario electoral para que los políticos hagan campaña -unos con mejor cara que otros- y tratar de arañar votos para unas elecciones, las autonómicas, que aunque se celebran el 19 de junio han activado, y de qué manera, a la mayoría de los partidos que se presentan. Así, en los próximos días veremos cómo por El Arenal pasan los líderes de todas las candidaturas con tal de dejarse ver y abrazar. Incluso hay algunos que prácticamente van a vivir allí hasta al menos el próximo jueves, ya que no hay que desaprovechar la más mínima oportunidad de promocionarse.

En cualquier caso, lo que no puede -ni debe- caer en el olvido es que la ciudad sigue teniendo pendiente decidir el modelo de feria que quiere o le conviene, por mucho que este año parece que el debate no toca debido a ese afán de recuperar la diversión que tenemos todos. Córdoba está entre las principales ciudades de España en muchos campos, entre ellos el de población, y cuenta con un atractivo patrimonial y cultural incuestionable. Todo eso ha servido para consolidar la marca Mayo Cordobés y ha derivado en que durante la primavera la capital se convierta en uno de los destinos turísticos más atractivos del país. Por eso, cada día es más importante trasladar al exterior la imagen de una feria -que es de las más largas de Andalucía- que se corresponda con los valores que atesora esta tierra.

Parece que sí, que hay una apuesta de verdad por El Arenal como espacio adecuado para la celebración de las fiestas de acuerdo al proyecto que se presentó por parte de los caseteros; y algunas actuaciones importantes ya se han realizado, como la de la calle del Potro. No obstante, quedan pendientes otras obras de más calado que dignifiquen un recinto que, a día de hoy, no está en el nivel que Córdoba necesita para potenciarla como atractivo turístico.

Pero además, hay que solucionar otros asuntos, como el del botellón -ya veremos lo que nos encontramos a partir del miércoles-, una situación que está ligada a los altos precios de las casetas y que habrá que afrontar desde varios prismas, no solo desde el control policial. Queda mucha feria por delante, pero no solo para disfrutarla, sino también para debatir hacia dónde queremos caminar.