El Hospital de Los Morales está aquí al lado, en la falda de la Sierra de Córdoba, muy cerca geográficamente y muy lejos -o esa es la sensación que da- para muchos cordobeses. En ocasiones, parece como que le echamos pocas cuentas a un centro sanitario que en su día fue una referencia para muchos ciudadanos. Ahora está de nuevo en el punto de mira tras la denuncia de algunas organizaciones sindicales por el estado que presentan estas instalaciones, hasta el punto de que hablan de abandono y de un deterioro excesivo.

Por mucho que se diga, lo mejor para comprobar lo que allí ocurre es ir y verlo con tus propios ojos. A mí me toco hace apenas unas semanas y, créanme, las quejas están más que justificadas. Si echamos la vista atrás, en esta Córdoba nuestra llevamos ya más de 15 años alertando -muy de vez en cuando- del estado que presenta este edificio sanitario, pero poco o nada se ha conseguido en este tiempo. Dejando al margen la calidad con la que te atienden la mayoría de los profesionales que todavía quedan allí, lo cierto es que la estética del inmueble no anima precisamente a entrar, sino más bien a todo lo contrario, y a pensar si es lógico que en pleno siglo XXI una administración disponga de unas instalaciones de esa manera. Todo ello sin contar que el simple acceso ya es llamativo, cuando no tienes más alternativa que aparcar tu vehículo en plena naturaleza.

Desconozco los planes de la Consejería de Salud respecto a Los Morales, pero es evidente que mantener la misma situación carece sentido. Y no lo tiene ni para los propios usuarios de la sanidad pública ni para la imagen de la Junta de Andalucía, que queda entredicho de manera muy nítida en este caso. Ha sido la propia consejera del ramo, Marina Álvarez, la que ha comentado recientemente que la actividad en este hospital "va a más" y que se han invertido del orden de 500.000 euros en los últimos cinco años en las instalaciones. Y lo dice además quien ha ocupado la gerencia del Reina Sofía y ha sido responsable a su vez de Los Morales antes de llegar a su puesto actual, con lo que la situación es aún más preocupante, al menos respecto al concepto que un gestor debería tener de la atención al ciudadano desde las instituciones públicas, sobre todo cuando se habla de salud.

Cierto es -la política es así- que hay quienes han querido aprovechar esta polémica para tratar de sacar algún rédito -en el caso del PP es evidente-, pero sus críticas están más que justificadas a tenor de cuál es a día de hoy del la realidad del complejo. Insisto en que no sé si la Junta pretende cerrar Los Morales pero no se atreve por el impacto social que tendría su clausura o si carece de la voluntad y capacidad clara para dignificar las instalaciones y acometer una profunda remodelación estética y funcional, pero tal y como está ahora, ni puede, ni debe seguir. Tendrá que tomar una decisión y elegir entre reconvertir el edificio en un hospital de verdad o dejarlo como, decía un profesional de aquella casa con ironía, en un hipotético plató de televisión para algunos capítulos de Cuéntame, pero de los primeros de la serie, porque ni tan siquiera serviría para los episodios de los 80. Triste, pero cierto.

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