Crónica Personal

Moix no pudo aguantar

La dimisión del fiscal Anticorrupción, inducida o no, era obligada, inevitable, por todo tipo de razones

El fiscal general ha sido elegante al despedir a su compañero: "No ha habido irregularidad, ni ilegalidad ni incompatibilidad". Maza es fiscal y si dice que la situación de Moix era legal debe tener razón, pero independientemente de que es obligado respetar la ley en cualquier ciudadano y más aún cuando ocupa un cargo institucional, la ética y la estética son también cuestiones, importantísimas, a tener en cuenta. Y Manuel Moix no podía ser fiscal Anticorrupción cuando era heredero desde hacía años de una vivienda inscrita como propiedad de una sociedad offshore panameña. Un asunto que no había por dónde cogerlo.

Moix se resistió en las primeras horas, pero no pudo aguantar la presión. De los medios de comunicación, desde luego, unánimes en la condena, y la que le llegaba desde instancias gubernamentales de forma indirecta. Era lo que les faltaba a Rajoy y a Catalá: que después de apoyar a Moix a pesar del rechazo de gran parte de los compañeros resultara que este fiscal Anticorrupción no había sido capaz de disolver, en seis años, la sociedad creada por su padre en Panamá. La alegación del alto coste de la liquidación de esa sociedad no era creíble ni justificable, y así se reconocía en sectores gubernamentales en conversaciones no públicas. Además, se sentían injustamente tratados por un fiscal que no había informado de su situación cuando se le ofreció el cargo, dando así más carnaza de la que ya tenía a una oposición que acusa ferozmente al Gobierno de amparar corruptos. Porque ésa es la tragedia de Rajoy, que su empeño en luchar contra la corrupción se viene abajo cuando no hay día en el que no aparezca un nuevo caso de corrupción que afecte a personas de su partido. De tiempos pasados casi siempre, es cierto, pero el daño es igual de profundo.

La dimisión de Moix, inducida o no, era obligada, inevitable, por todo tipo de razones. Dicho esto, además de mantener la pelea diaria contra la corrupción, es necesario también poner fin a algo que enturbia enormemente el panorama judicial y también el político: las filtraciones interesadas de sumarios secretos.

Una mano firme ha conseguido que finalizaran la casi totalidad de las procedentes de juzgados, pero se han multiplicado las procedentes de otras instancias, entre ellos algunos fiscales -perfectamente identificables para los periodistas- que están utilizando mecanismos intolerables para utilizarlos profesional y políticamente.

Una situación impropia de un Estado de Derecho.

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