Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

Mirando al cielo

Sin agua, no hay cultivos, sin ellos, nos quedamos sin comer y las producciones se resienten y suben los precios

Es urgente que llueva, pero no tres o cuatro gotas, sino en abundancia. Los pantanos están bajo mínimos y el campo ya ha dado la luz de alarma. Un aviso que no es actual, una advertencia que se remonta desde hace tiempo y que se agudiza con la subida de precios de los carburantes y de los piensos. Sin agua no hay cultivos; sin cultivos, nos quedamos sin comer y las producciones se resienten; con ello, los precios también suben. Es la tormenta perfecta en medio de una crisis que parece que no tiene punto de retorno.

Las previsiones meteorológicas de cada día no hacen nada más que corroborar que la lluvia parece que no quiere dejarse ver. Entre isobaras, anticiclones invernales de bloqueo y cielos despejados, si es que llega a llover, al final resulta algo testimonial y, nunca, a gusto de todos. Pero es que ya no se trata de que nos guste o no, es que los embalses languidecen y el campo se muere. Comprobar cada día que las temperaturas siguen al alza y ver que en el mapa completo de España no se dibuja ni una gota de agua resulta estremecedor.

Es cierto que la sequía forma parte del clima de España, aparece y desaparece como el río Guadiana y cuando llega nos coge siempre desprevenidos y mirando al cielo con cara de tontos. A pesar de ello, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ya ha avanzado que el agua para el consumo humano está garantizado para los próximos dos años, pero el campo andaluz va a vivir de nuevo una temporada para olvidar, ya que las aportaciones de agua para los cultivos del regadío van a pasar a ser insignificantes.

Desde las administraciones públicas se trabaja en medidas para intentar reducir el impacto de la sequía, pero son iniciativas que dadas las circunstancias deberían estar ya fijadas porque, por el momento, eso de crear lluvia artificial, que es posible con una técnica que se llama sembrado de nubes -algo que ya están haciendo en China-, no se ha planteado por estos lares. No obstante, tampoco es la panacea, porque detrás de todo esto está el cambio climático, mal que nos pese y no se quiera entender a estas alturas de la película.

Y mientras llega o no llega la ansiada lluvia, ¿qué se puede hacer? Pues, simplemente, intentar ajustar el gasto del agua a la mínima existencia y evitar derrochar por lo que pueda pasar. El agua es vida y, como dice el conocido lema: cada gota cuenta.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios