Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

Megavatio hora

Hemos pasado un verano de récord. No ha habido día en el que el precio de la luz no se haya disparado

Encender la luz se ha convertido en todo un lujo hasta el momento. Hemos pasado un verano de récord. No ha habido día en el que el precio de la electricidad no se haya disparado y parece que no tiene techo. Por ejemplo, ayer el pico se quedó rozando los 200 euros a la hora en el mercado mayorista y, a estas alturas de la vida, ya parece que se ha convertido en algo normal. El precio seguirá escalando y subiendo hasta que pulverice, si es posible, todos los récords registrados.

La subida del precio de la luz, algo que está pasando en media Europa -aunque algunos países lo están campeando de otra forma- no nos pilla ya por sorpresa, aunque nos genere un disgusto a la hora de pagar. Andamos muchos procurando seguir, dentro de nuestras posibilidades, los horarios de las horas valle para intentar reducir un poco la factura mensual que tantos quebraderos de cabeza nos da cuando llega. Pero ya casi resulta imposible.

El Gobierno empezó a aplicar ayer una batería de medidas con la que intenta que la factura se reduzca en un 30% -bienvenida sea esta bajada- hasta fin de año. Pero claro, es una medida cortoplacista y también efectista -que es lo que se busca después de día tras día la realidad sea tan tozuda-, pero también es como bien dice el refrán: pan para hoy y hambre para mañana, porque al final, a partir de la próxima primavera, habrá que pagar de nuevo lo que dejaremos de abonar hasta diciembre. Es decir, unos meses -los del invierno- con la factura más aliviada para el bien de todos.

Antes de que comenzara este verano, en estas mismas líneas escribía una columna a la que titulé Apaga la luz -ahora la titularía No enciendas la luz- en la que hacía referencia a que la sociedad civil estaba anestesiada porque nadie había alzado la voz contra este despropósito de la factura de luz. Pues bien, el verano se acaba y seguimos tal cual. En estos meses, la hemeroteca ha puesto de manifiesto que hay que tener cuidado de lo que se dice cuando se está en la oposición para evitar la vergüenza y el bochorno de tener que tragarse tus propias palabras -si es que eso es posible- cuando ocupas un asiento en el Gobierno. Pero claro, la culpa es de las eléctricas, que también, aunque ahora la clave está en el gas y luego será de otro, pero al final, quienes pagamos somos siempre los mismos.

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