Mensaje en la botella

Medina Azahara en el punto de mira

El yacimiento no ha sido nunca una prioridad ni para las instituciones ni para los partidos

Lo primero es felicitar al Ayuntamiento de Córdoba y a la Universidad de Córdoba por el trabajo realizado en el que se recoge cuál es el perfil del visitante que elige esta tierra como destino turístico. Más allá de los matices, hay que reconocer que el estudio es bastante completo sobre el sector y que recoge una serie de ideas que, aunque muchos ya tenían en la cabeza, quedan palpablemente acreditadas en un informe. Lo más llamativo es que esta actividad tiene un impacto económico en la capital de casi 600 millones de euros.

Pero si descendemos a hechos más concreto, el análisis revela una cuestión que no son baladí y que desde esta misma sección un servidor apuntó hace poco más de un año. Me refiero al yacimiento arqueológico de Medina Azahara, una de nuestras joyas patrimoniales, reconocida por la Unesco, pero que sigue quedando demasiado lejos para los cordobeses y, lo que es peor, para las instituciones. Aún recuerdo aquel día de julio en que obtuvo el reconocimiento mundial y la jornada festiva que se vivió en el propio yacimiento, aunque lo que más me dolió fueron las ausencias. Estaban allí los que obligatoriamente por sus responsabilidades públicas debían hacerlo, pero poco más. Ahí están las hemerotecas y que cada cual apechugue con lo que no hizo.

Sobre el análisis de la UCO y el Imtur, este periódico informó ayer que Medina Azahara es el cuarto monumento más visitado de la ciudad por los turistas después de la Mezquita, el Alcázar de los Reyes Cristianos y la Sinagoga. Sin embargo, no se entiende que un monumento de tal calibre no haya conseguido ser el gran atractivo de Córdoba por detrás de la Mezquita. Solo el 37,1% de los turistas que vienen a Córdoba van a Medina Azahara. Es un porcentaje pequeño teniendo en cuenta que esos mismos turistas acuden a la Mezquita-Catedral en un 97,4%, al Alcázar en casi un 66% y a la Sinagoga en un 46,5%.

¿Y por qué no van? Pues simple y llanamente porque el yacimiento no ha sido nunca una prioridad ni para las instituciones ni para los partidos políticos. La propia responsable municipal de Turismo, Isabel Albás, admitió el viernes que "no estamos haciendo lo adecuado", que es una manera de decir que apenas se hace nada.

Aun así, con el sistema de transporte que existe en la actualidad, con los accesos deficinetes, con la señalética y con la promoción que (no) se lleva a cabo, me parece extraordinario que casi cuatro de cada diez turistas que llegan a Córdoba quieran visitar Medina Azahara. Porque si esas cifras se registran haciendo las cosas mal, no puedo imaginar lo que podría ser de esta joya arqueológica si algún gobierno -central, autonómico o local- se tomara en serio la proyección de este enclave a un nivel parecido al que se hace con la Mezquita o los Patios. Solo es cuestión de girar el punto de mira. Pero claro, para ello hace falta diligencia e inteligencia. Y...

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