Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Matar no es gratis

EL fantasma de ETA se pasea por las noticias. El asesino en serie más famoso de la historia contemporánea española se ha puesto otra vez en huelga de hambre. De Juana Chaos es un tipo de delincuente exhibicionista, le gusta al hombre llamar la atención. Este etarra es el autor material de 25 asesinatos, por los que fue condenado a 3.129 años de cárcel, de los que sólo cumplió 18. Ahora está a punto de salir de prisión tras cumplir dos años de privación de libertad suplementarios por amenazar de muerte a la directora general de Prisiones. De Juana es un tipo de fanático espontáneo: su familia no es vasca, ni cercana al nacionalismo. Su padre, natural de Miranda de Ebro, hizo la Guerra Civil con Franco y su madre era hija de militar. Su hermana se casó con el hijo de otro militar, víctima de ETA.

En fin, que ahora que va a salir a la calle este gudari de pega se descubre que planea vivir en el antiguo piso de su madre, que resulta que es propiedad en exclusiva de su reciente esposa y no suyo. Un chanchullo para evitar pagar a los familiares de sus víctimas los ocho millones de euros que les debe de indemnización. Voces del nacionalismo moderado advierten que De Juana ya ha pagado su deuda con la sociedad. De acuerdo; desgraciadamente, las leyes vigentes cuando fue condenado en los 80 le permiten ahorrase 3.121 años de cárcel. Pero matar tampoco es gratis desde el punto de vista privado y el delincuente exhibicionista debe indemnizar a los herederos de sus víctimas. El fiscal ha pedido que le embarguen el piso, el asesino moroso se ha enfadado y se ha puesto en huelga de hambre. Que le aproveche la dieta.

Tampoco conspirar contra el Estado debería ser gratis. Al lehendakari vasco le ha suspendido el Tribunal Constitucional su consulta soberanista. Es una medida cautelar durante cinco meses, mientras decide sobre el fondo del asunto. Una decisión prevista, porque el referéndum auspiciado por el PNV es absolutamente anticonstitucional. Pero ya tiene Ibarretxe lo que quería: munición para una campaña electoral enarbolando la bandera del derecho a decidir de los vascos. Eso, para consumo interno, porque de cara al resto de España, lo que insinúa es otra cosa, a mi juicio terrible: denme a mí lo que les pido sin matar, que si no se lo van a tener que dar a ETA, que mata. El derecho a decidir de los ciudadanos se ejerce en libertad, no con una banda terrorista en activo. El PNV emborrona con este acto una hoja de servicios democrática de 113 años de historia.

La sentencia del Supremo sobre el atentado del 11-M confirma que la teoría de la conspiración fue un invento. El Supremo absuelve a cuatro de los condenados por la Audiencia Nacional, pero confirma la tesis del tribunal que juzgó el caso. ETA no estuvo allí, pero está en el noticiario cotidiano. Es una de las grandes desgracias de este país.

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