Crónica personal

Pilar / cernuda /

Malala y Snowden

LA niña paquistaní Malala y Edward Snowden son los candidatos al Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia que otorga cada año el Parlamento Europeo.

Malala se hizo mundial y tristemente conocida porque fue víctima de un intento de asesinato por parte de los talibanes al empeñarse en defender su derecho a la educación, a recibir enseñanza. Edward Snowden, que trabajó como analista de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, se hizo mundial y tristemente conocido por filtrar a medios informativos de todo el mundo importante documentación que demostraba que la ANS espiaba masivamente las comunicaciones, sin ningún tipo de limitaciones, incluyendo entre ellas las que mantienen algunos jefes de gobierno, personal diplomático, importantes empresarios y personalidades de todos los ámbitos sociales.

Malala sólo quería aprender, ir al colegio, tener acceso a una educación como la de los varones de su edad. Lo hizo sabiendo que asumía riesgos porque en su país las mujeres son consideradas ciudadanas de segunda categoría, y su empeño en recibir formación casi le cuesta la vida. Snowden, por su parte, sabía perfectamente antes de iniciar su trabajo en la ANS que la agencia centraba su actividad en el espionaje al más alto nivel y sin límite, en colaboración con otras agencias norteamericanas y extranjeras, y que ha sido así desde su creación. Es ridículo pensar que pudo sentirse sorprendido por el alcance de la información que controlaba esa agencia, como sería ridículo pensar que una persona que empieza a colaborar con la CIA se sorprenda de que dé prioridad a vigilar a los gobernantes de países de alto valor geoestratégico, o que un agente de la DEA se sienta incómodo por el interés de sus jefes por las conversaciones que mantengan altos cargos de la política, la Policía o la judicatura mexicana.

Sorprende que se pueda colocar en el mismo nivel a Malala y a Snowden, y los partidos que apoyan la candidatura del analista, Izquierda Europea y Los Verdes, dan muestra con su propuesta de que para ellos una denuncia contra actividades ilegales del gigante americano es más relevante que la lucha en solitario de una niña que se resiste a ser tratada como si fuera poco más que un animal. Los defensores de Snowden anteponen la demagogia a la sensibilidad, y los miembros del Parlamento Europeo se equivocarían si inclinaran la balanza a favor del ex analista.

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