Pedro Sánchez es un presidente que no pierde puntada, un creyente del marketing político, y sabe bien que la superficialidad y lo efímero dominan a la opinión pública, a su vez condicionada de forma asombrosa por el tuit, el mensaje instantáneo y Facebook. No sólo él, claro: todos -Casado, Rivera, no digamos Iglesias, quizá el más avezado en comunicación con causa- tuitean con más o menos ímpetu e inmediatez. Lo cual conlleva riesgos por precipitación. En esta semana de efeméride machadiana, el tuit le ha jugado una mala pasada al presidente que sumarísimamente y antes que ninguna otra cosa cambió el colchón de La Moncloa al instalarse allí, al insospechado estadista de las Rayban de kennedianas formas en el Falcon, las mismas con las que emuló a la banda de Reservoir Dogs, caminando por Manhattan con sus guardaespaldas. Poniendo sus preelectorales manos sobre Machado, ha tuiteado unas fotos homenajeando al poeta, con un texto de suspenso: "Desde Soria cuna de Machado, todo mi reconocimiento (…) y condolencias a familiares y amigos" Que ahorre un carácter obviando una coma lo atribuimos a la economía de recursos. Que le cambie el lugar de nacimiento a don Antonio, canta más, aunque no ofende (Machado se sentía de Soria). Que dé las condolencias a familiares y amigos después de ochenta años de su muerte es un brindis al sol. Culminado con un detalle final, sintomático: "Aún duele a todos".

Es muy típico de quien transita por la vida dos cuartas por encima del suelo al hablar de "todos" sin empacho. Interpretar la conciencia y el sentimiento colectivo es paternalista, y osado. No hace falta ser un lince para percibir un mensaje en lo de erigirse en portavoz de los españoles: Machado pertenece a la izquierda, y yo soy su representante (de la izquierda y hasta de Machado). Lo primero es cierto: el poeta fue de izquierdas, y lo era de verdad y profundamente. Pero no se pueden aprovechar todos los trenes de ocasión, es una opinión creo que compartida: aunque su hermano Manuel es más reivindicado por la derecha, Antonio Machado es un escritor universal, y universalmente español. No me duele su muerte a estas alturas, la verdad. Me he limitado a leerlo en estos días en el mismo libro que compré cuando tenía 17 años, estimulado por la ocasión, con buen criterio. Igual que sí duele que, como escribe en sus memorias recién publicadas al compás del recuerdo de Machado, confunda una frase de Fray Luis de León y la ponga en manos de San Juan de la Cruz. No se puede tirar a todo lo que se mueve: es de mal cazador.

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