Locos por un encierro

Sería mejor que confinen primero a los contagiados que pasean por las ciudades y los pueblos sin tos ni son

Leo algunas encuestas en las que la mayoría de los consultados son partidarios de un confinamiento absoluto. ¿La gente inocente quiere que los encierren en sus casas y sólo les permitan acudir al supermercado? Añoran el tiempo de los Ertes a tutiplén. Era el tiempo en el que se arruinaron los mismos que se van a arruinar con esa Navidad que está costando su peso en enfermos. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, además del adelanto del toque de queda, ha pedido al Gobierno de Pedro y Pablo que facilite el encierro. Por cierto, Pablo Iglesias se ha pasado desaparecido todo el periodo de duración de la borrasca Filomena y la ola de frío. Como si se hubiera confinado en el chalé de Galapagar. Este hombre, cuando vienen malas, desaparece. Y, cuando vienen buenas, hace la oposición desde el Gobierno.

Si usted está parado, jubilado, es estudiante telemático o teletrabajador vía wifi, se puede confinar a su gusto ya, hoy mismo, sin necesidad de pedir permiso a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Por eso, Juanma Moreno recomienda el autoconfinamiento. Sin embargo, algunos que dicen en las encuestas que quieren un encierro total después se van a los bares y los comercios, hasta que los echan para cerrar.

Una canción que cantaba Jeanette decía: "Yo soy rebelde/ porque el mundo me ha hecho así/ porque nadie me ha tratado con amor/ porque nadie me ha querido nunca oír". Ya sé que esto es muy antiguo, de 1971, vivía Franco, pero si lo hubiera cantado en 2011, cuando gobernaba Rajoy, dirían que era una joven indignada, mientras que si lo canta en 2021 dirían que es una negacionista de ultraderecha, puede que una Espinosa de los Monteros, que lleva la montería a cuestas. Se canta lo mismo y, según los años, significa una cosa o la contraria.

¿Para qué quiere la gente un encierro total? Dicen que para frenar los contagios. Vale. Pero para eso sería mejor que confinen primero a los contagiados que pasean por las ciudades y pueblos sin tos ni son. Si empezaran por el principio, que es retirar a los que propagan la cepa británica (como si fueran yanitos de Gibraltar), probablemente reducirían la presión hospitalaria.

Pero como no controlan quiénes son los buenos y quiénes los malos, el único remedio conocido es encerrar a todos. Ya no saben qué hacer para frenar la tercera ola. Ni para nada. Simplemente no saben. Algunos, además de no saber, no contestan; y otros hacen lo contrario de lo que contestan en las encuestas. Este país es inexplicable.

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