Mensaje en la botella

Líderes y mediocres

Los políticos andan a la gresca y distraen a sus acólitos con unos nuevos Pactos de la Moncloa

Una semana más y aquí estamos, que no es poco. Lo del confinamiento parece que va para largo, por mucho que la ínclita portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, se hiciera un lío con el tema hace apenas unos días. El personal importante en esta crisis, empezando por los sanitarios, intendencia, limpieza, cuerpos de seguridad y demás, pues un sobresaliente en toda regla por lo que están haciendo. Sobre los ciudadanos de a pie, mucho cuidado, porque desde el Ejecutivo ya se lanzó un aviso sobre la posible relajación de algunos respecto a lo que dicta el decreto y en Córdoba hemos sido testigos de ello en esta Semana Santa que hoy acaba. Así, las denuncias de la Policía Local casi se han duplicado algunas jornadas y era llamativo -doy fe de ello- el trasiego de gente en el centro de la capital en la mañana del pasado Miércoles Santo, algo nunca visto hasta ahora desde que se ordenó la restricción de movimientos. La mayoría de los vecinos de la provincia están dando ejemplo, pero habrá que tomar medidas para que esa minoría irresponsable no aumente. Es una labor de todos.

Y luego están los políticos, que por mucho que nos pese son también el reflejo de la sociedad y a los que les esperan unos días -semanas tal vez- en los que con sus actuaciones nos darán una pista de hasta dónde llega su capacidad y compromiso con lo que está pasando. Sin salirnos de esta Córdoba nuestra, mañana mismo habrá una comisión para ver qué pasa con los presupuestos de la capital de este año, que aún están sin aprobar. Es lógico que el documento que se presentó hace algunas semanas ya no sirve, porque la realidad es otra muy distinta. Ojalá sepan ceder para que se acuerden unas cuentas con el visto bueno de todos. Sería una magnífica señal de que en Capitulares están entendiendo lo que pasa en la calle, perdón, en las casas.

Y luego está el Congreso de los Diputados, el Gobierno y la oposición, que andan a la gresca un rato sí y otro también, mientras entretienen a sus acólitos con un gran posible acuerdo a modo de los Pactos de la Moncloa de finales de los 70. A tenor de lo oído hasta ahora, los mismos que están a favor son los que luego ponen piedras en el camino para que el consenso no sea posible, mientras que los que no gobiernan hacen cálculos más electorales que otra cosa. Desconozco qué puede salir de todo esto, pero buena pinta no tiene, de momento.

Lo que se pretende es muy ambicioso y sería beneficioso para el del país, pero hay claras diferencias respecto a lo que fueron aquellos acuerdos de la Moncloa casi en blanco y negro. La sociedad es otra muy distinta y los liderazgos -que entonces fueron determinantes- nada tienen que ver tampoco con los de ahora. Hay quien dice que lo que falta son hombres y mujeres de Estado y otros que afirman que lo que sobran son mediocres. Igual ambos tienen razón.

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