Tinta y borrones

Lean

Lean en papel, en el móvil, antes de dormir o después del café, pero lean porque la lectura puede marcar tu vida

Mi madre solía exhibirme ante toda la familia cuando, con apenas tres años, recitaba las frases del mítico Borja y Pancete, el libro de lectura de primero de primaria que se utilizaba en la EGB. El libro en cuestión era de mi hermano y yo, se imaginarán, no sabía leer, pero me lo sabía de memoria de escucharlo a él cuando por las tardes mi madre le ayudaba a seguir la lectura. La situación era muy creíble porque además mi madre ponía el dedo debajo de cada frase y yo lo iba siguiendo, como si realmente relacionara lo que estaba diciendo con las letras allí impresas. Mi familia, sobre todo la de fuera porque los del pueblo ya estaban hartitos de mi madre, alucinaba cuando me veían leyendo con solo tres años.

Supongo que esa sería mi primera relación seria con la lectura, más allá de los libros de dibujos y pegatinas que a todo niño afortunado le ha acompañado durante su infancia.

Como yo ya sufrí las consecuencias de la Logse, nunca más volví a ver a Borja y Pancete. Mis libros ya eran muchos más modernos y entonces conocí a Luisón. No recuerdo ahora muy bien su historia pero sí que al finalizar el libro había una dirección de correo (postal, no electrónico) al que te podías dirigir para cartearte si querías con Luisón. Yo, no sé si tenía siete u ocho años, no sabía si Luisón existía de verdad o no, pero le escribí. Y me contestó. Y llevé la carta a mi clase muy orgullosa de mi nuevo amigo.

No sé si fue entonces cuando se inició ese idilio de leer y escribir, escribir y leer. "La niña quiere ser periodista, pero no para la tele, a ella lo que le gusta es escribir". Hoy que se celebra el Día del Libro pienso cómo de determinantes fueron aquellas primeras lecturas en la persona que uno acaba siendo. Seguramente la parafernalia que montaba mi madre me ayudó a entender lo importante y bueno que era leer. Quizá descubrir un amigo como Luisón también me animó a seguir descubriendo historias. La cuestión es que la lectura marca, y de qué manera, la vida de la gente y el arbolito, si es desde chiquito, mucho mejor.

Así que si son lectores empedernidos, habituales o puntuales, aprovechen hoy para comprar un libro. O lean el periódico, una revista, el trabajo de clase de su hijo. Da igual que sea en papel, en el móvil o en la tableta; en la cama antes de dormir o después del café de la tarde. Pero lean, porque leer puede marcar tu vida y decidir tu destino.

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