Estimado Carles, querido Krls: Creo que, al final, te estoy comprendiendo: tú, en verdad, no quieres ser President, ya no; creo que has descubierto la luz definitiva, entre las sombras neblinosas de Flandes, y estás respondiendo a tu vocación final: ser emperador, porque te empodera la voluntad de un pueblo ausente, en que eres tú el presente, aun en la lejanía forzada por la persecución del opresor que te impide, por responsabilidad, acudir para recibir una investidura plana, sencilla y viciada.

Está claro incluso para nosotros, pobres y comunes ciudadanos populares, a estas alturas que obligarte a someterte a una sesión física de investidura en el Parlament es vulgarizar tu capacidad visionaria. Nos vas a introducir a todos en una nueva dimensión: la democracia digital. Es la perspectiva de la liberación global de toda la arquitectura democrática de Europa Occidental la que está en juego. ¿Cómo no nos percatamos antes?

Me imagino cuánto has debido de sufrir, querido amigo, Molt Honorable President Legítim del Govern de la República a l´Exili, hasta lograr encauzar tus impulsos naturales de dedicarte a otra cosa (más sensata, tranquila y lucrativa) para invertir lo mejor de tu capacidad creativa en diseñar un futuro telemático para el gobierno vibrante del nou país que tú estás construyendo. Si la sólida mayoría independentista que te apuntala fuera mínimamente valiente ni falta haría votarte: ya estarías proclamado, Carles. En cambio, esos cobardicas se pliegan a la farsa organizada por el opresor, a la repetición del dato anecdótico que no fue la marca Junts per Catalunya la que se alzó con la victoria, sino esa arribista extranjera... ¡Más parecen rancios Tenorios declarándose, traidores, a cualquier Inés del alma mía, esos botiflers recién llegados! Algunos, lo sabes, dicen de ti maldades: aprovechan que no estás, ellos, comodones, que viven aún en la Catalunya triomfant, porque tienen la suerte de no verse obligados al exilio, mientras tú te sacrificas: que no te conocía nadie, que eras un diputado de segunda, que te tocó ser President en una tómbola, que tu cabezonería, ¡tu cabezonería!, los llevará al desastre... Conspiran, Krls, conspiran...No te fíes, si te descuidas, esta farsa españolista convertirá a cualquier presidiario en President y, entonces, toda tu lucha, todo tu desvelo, solo habrá sido desenfreno. Tu periplo generoso para la libertad de un pueblo ingrato (huidas clandestinas y chocolates furtivos) será una némesis burlesca, la Catalunya del Carles frente a la Tabárnia de Boadella. Y eso quedará en la Historia. En sus anales.

Habla con la verdad. Mándales un tweet. Impide esta tentación insolidaria de tus cobardes compañeros. Dales la orden. Con imperio. Sé paladín, como un William Wallace de Girona. Con rendida admiración, tuyo.

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