Julio Iglesias tenía razón

El cambio trascendental vendrá cuando no necesitemos terminales para contactar entre nosotros

Comenzó el año. La primera frustración viene al comprobar que la nueva vida prometida tan sólo hace unas semanas es en realidad la misma que era; es decir, que el año nuevo en realidad viene usado y es de segunda mano. La historia de la humanidad cuando ofrece novedades relevantes se toma siempre su tiempo, y lleva más de un año que éstas se asienten, por lo que en nuestro devenir diario apenas notamos cambios relevantes salvo que comparemos décadas como mínimo. El resto son tendencias, talantes, modas, todo efímero. Pasar de las capas de Ramón García a los vestidos de Cristina Pedroche no parece que vaya a significar nada más que la confirmación de que Antena 3 es la nueva 1, pero que en esencia los contenidos audiovisuales más consumidos continúan siendo los de siempre. Ya lo cantó Julia Iglesias LaVida sigue igual.

Escuchar o leer a los lideres políticos de todo signo en sus discursos navideños permitiría experimentar un año con la repetición de muchos de ellos, porque salvo las menciones al covid nunca sorprenden con algo inesperado y distinto de años anteriores. En cuanto al resto del mundo, continua la pugna de occidente con China y Rusia por la supremacía, y aunque el eje del planeta se haya trasladado del Atlántico al Pacífico, el sueño universal tanto de todas las orillas continúa siendo con tener el último modelo de iPhone. El cambio trascendental vendrá cuando no necesitemos terminales para contactar entre nosotros.

Por lo demás el Real Madrid continúa siendo el primero en la clasificación; el Barcelona ha vuelto a ser el equipo permanentemente en crisis que era antes de la llegada del meteorito Messi, tan brillante como efímero; el calor se mantiene como una de las señas de identidad del país y como coartada para que seamos líderes mundiales en chiringuitos y calidad de vida. Los ricos lo son cada vez más y los pobres también; los jóvenes quieren cambiarlo todo, los que lo consiguen se dedican a conservarlo y los que no se enfadan. Buscamos salud, dinero y amor al igual que quienes nos precedieron y continuamos sin darnos cuenta de que vivimos en un mundo que tiene de todo y al que seguimos maltratando. Dentro de miles de años, cuando la tierra sea sólo un planeta oscuro y frío del que nuestros descendientes hayan huido, alguien se preguntará como fuimos tan ciegos de no darnos cuenta del mucho tiempo que perdimos enfrascados en disputas y pasiones tristes . Sabemos que será así, pero ya queda menos para Semana Santa .

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