Crónica levantisca

juan manuel marqués perales

Juanma, de atrezo

Juanma Moreno no puede ser un figurante de Génova porque ha conseguido gobernar en la Junta tras 39 años de PSOE

Juanma Moreno es un buen yerno, prefiere evitar los conflictos y echar cubos de agua fría sobre las superficies de zinc calientes, de ahí que aún sea más sobresaliente su ausencia en el congreso provincial del PP de Sevilla, cuando dejó a Teodoro García Egea tan plantado como una lechuga de la huerta murciana. Pero días después, el presidente de la Junta, que también lo es del PP andaluz, ha dado cuenta de esta alteración momentánea de su carácter: no somos el atrezo.

Juanma Moreno no es un figurante de Génova, no ha conseguido gobernar la Junta de Andalucía después de cuatro décadas de gobiernos socialistas para que la dirección nacional de su propio partido le trate como si fuera un chaval de Nuevas Generaciones de ésos que aplauden en el plano de atrás del orador de los mítines. Le ha sacudido un temblor de dignidad, y hace bien, porque el peso de la presidencia también es una actitud, no el escudito que Bendodo se ha inventado para la solapa de su amigo Juanma.

El asunto del PP en Sevilla proviene del desconocimiento que la dirección regional tiene de su propio partido, y eso sí que es grave. Que Teodoro García Egea se ha venido arriba después de la censura fallida de Murcia es cierto, que Pablo Casado no ha mediado para no dañar a Juanma Moreno, también, pero si un presidente de la Junta ordena, mediante toque de corneta, que se apoye al alcalde de Carmona, el partido se le debió poner detrás, al menos para una derrota digna, ajustada y no para ese baño de votos que se ha dado Virginia Pérez.

Se corre el riesgo de pensar que las direcciones nacionales de los partidos están humillando a sus organizaciones andaluzas, porque coinciden en el tiempo el problema interno del PP con la destitución de la delegada del Gobierno, Sandra García, de la confianza de Susana Díaz. Pero esto es casual, que no causal, porque lo propio es que el Gobierno cuente en Andalucía con alguien de la confianza del presidente. Es Moncloa la que debe elegir a su delegado y no San Vicente, y ambas sedes ya tienen intereses diferentes.

La dirección andaluza del PSOE no tiene interlocución en Madrid. Ni con Moncloa ni con Ferraz. Lleva una agenda propia, que no es otra que la personalísima de Susana Díaz y su campaña electoral para las primarias. El paralelismo con el PP es éste, porque es el presidente del Gobierno quien se ha implicado de modo personal en dejar claro que Susana Díaz, que ya no es presidenta, tampoco es candidata.

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