Creo que a nadie nos pasa por alto el problema que tienen nuestros jóvenes con el alcohol y demás drogas. No hay más que ver un servicio de urgencias un fin de semana cualquiera o los famosos botellones que se organizan casi en cualquier plaza o descampado, donde compiten por ver quién bebe más o se emborracha antes. El alcohol y otras sustancias son de uso normal y casi obligado, sobre todo en los fines de semana, como manera de diversión. Las medidas de prohibición de venta de bebidas alcohólicas a menores no están resultando efectivas. A las pruebas me remito. Siempre hay alguien con la edad suficiente para comprarla.

Las encuestas son demoledoras: Los jóvenes españoles comienzan a beber alcohol sobre los 13 años; casi un 40% lo compra en grandes superficies, un 20% en bares y más de un 11% en tiendas "de chinos". No son conscientes, o no quieren serlo, de la cantidad de problemas que a corto y largo plazo va a influir en su presente y futuro. ¿O quizás no saben qué hacer con su tiempo libre para divertirse? Además, estas actitudes generan un gran gasto tanto en sanidad como en servicios sociales.

Podemos inventar muchas cosas, pero ¿por qué no utilizar métodos que ya han dado excelentes resultados en otros países? Hace más de 20 años, los adolescentes islandeses eran de los más bebedores de Europa. En Islandia comenzaron a buscar soluciones y han conseguido reducir drásticamente el consumo de alcohol, tabaco y drogas entre los jóvenes. Ahora ocupa el primer lugar en la clasificación Europea en cuanto a adolescentes con un estilo de vida saludable.

Esto se ha conseguido adaptándose a lo que se denomina "sentido común forzoso". Esto es un movimiento basado en la "embriaguez mental", en el que la gente se "coloca" (por darle un apelativo) con la química de su cerebro, sin los efectos perjudiciales de las drogas. A los jóvenes no se les plantea como una terapia, sino como que van a aprender algo que les interesa: música, danza, hip hop, arte, artes marciales, etc… Muchos buscaban una manera de reducir la ansiedad, mientras que otros buscaban emociones fuertes.

En principio, el programa estaba pensado para tres meses. Muchos continuaron durante cinco años. Simplemente se trata de ofrecer a chicas y chicos cosas mejores que hacer e interesantes para ellos. Se modificaron leyes, se paralizó la compra de tabaco y alcohol a menores de 20 años y se prohibió totalmente su publicidad. Se aumentó la financiación a clubes deportivos, musicales, artísticos… Y para aquellos que contaban con menores ingresos recibieron ayudas para participar. Sería muy largo de contar todas las medidas que se llevaron a cabo, pero los resultados son visibles y notorios. Podemos intentarlo. Se lo debemos a nuestros jóvenes, a nuestro futuro.

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