Y Puigdemont o quizás el Govern o tal vez los radicales independentistas que recurren al insulto y a la violencia también tienen su frontón. La entrevista que el President tuvo con Évole es una prueba contundente con respuestas diseñadas y escleróticas. En resumen, todo irá según lo previsto. El parlamento catalán, el día 6 de septiembre, se dio de bruces con la legalidad, haciendo una convocatoria sin transparencia, con una "ley de referéndum" elaborada en secreto y al margen de las fuerzas políticas de la oposición y, por lo tanto, aprobada sin el debate sosegado, ni el porcentaje de parlamentarios que generase una mayoría cualificada para un asunto de esta envergadura. Un referéndum que no establece un mínimo de participación y sin censo oficial. Generando un ambiente en el que los que aprobamos este camino somos catalogados como fascistas, el fascismo dejó demasiados muertos en nuestro país como para trivializarlo. En esas horas de bronca parlamentaria costaba ver a la Cataluña que admiramos.

No dejo de pensar en el oxímoron que nace de "la mayoría silenciosa" todos se arrogan su apoyo, pero si es silenciosa, no es interpretable. En democracia sólo se recuentan las voces que se oyen. Creo que, en vez de invocarla con usos estadísticos, hay que animarla a involucrarse en un sentido o en otro, aunque decir lo que se piensa, hoy en día, se haya convertido en un deporte de riesgo.

En esta contienda el Estado no puede perder, aunque su gobierno sea el culpable de esta situación. Otra cosa sería un cataclismo, no puede ocurrir. Lo que si puede ocurrir, y de hecho está ocurriendo, es que el Estado sufra una derrota moral si no convoca al dialogo a todas las fuerzas políticas, ya.

La confrontación ya es oficial. En este histórico septiembre, se ha celebrado el Jai Alai con dos frontones. Cada jugador se enfrenta a sus obsesiones que le devuelve su propia pared. Una coincidencia, ambos jugadores están usando la fuerza en vez de la razón.

Me niego a pensar que esta situación no tenga solución, pero hay que quitar fuerza y poner política. Aristóteles dijo que la política es el arte de cambiar las cosas, Maquiavelo mantenía que la política es el arte de engañar. Espero que se impongan las tesis aristotélicas y que no tarde mucho. El protagonista de El exótico Hotel Marigold decía: "Al final todo acaba bien y, si no acaba bien, es que no es final".

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