Es lo que tienen los golpes de Estado, uno sabe cómo entrar pero no cómo se sale. Estoy segura de que el Partido Popular ya está arrepentido del golpe de estado que ejecutó contra Cataluña, cierto es que no hubo tiros, ni utilizaron tanques, sólo tuvieron que tirar de Fiscalía y del Tribunal Constitucional, ¿quién necesita munición teniendo el poder de pulsar el botón rojo? Así, a cualquiera que se nos ocurra pensar más allá de la Constitución nos mandan a la Fiscalía y a callar se ha dicho.

La absoluta incapacidad para tomar decisiones políticas, valientes, modernas y acordes con la sensibilidad de la nueva sociedad que ya somos, ha hecho que lleguemos a este punto de absoluto absurdo: un presidente de gobierno que tiene tanto miedo a gobernar, que delega en los tribunales para que hagan sentencia de sus decisiones políticas. Con un gobierno que piensa que nos tenemos que aguantar con la Constitución que hay, que Cataluña se tiene que aguantar con el Estatut que tienen y se tienen que conformar con unos kilómetros de autopista más y a callar, no es de extrañar que hayamos llegado a este momento que tanto desgarra. "Si el voto cambiara algo, sería ilegal", dijo Galeano. Parece que nos vamos aproximando. Con ocasión de la recepción del premio Lessing en 1959, Hannad Arendt, en su discurso Von der Menschlichkeit in finsteren Zeiten (De la humanidad en tiempos funestos), decía: "…El objetivo sería la libertad de pensamiento «sin el edificio de la tradición", con inteligencia, profundidad y valentía. Una verdad absoluta no existe, ya que, en el intercambio con los demás, se convierte enseguida en una "opinión entre opiniones" y en una parte del diálogo infinito de la humanidad, en un espacio donde hay muchas voces. Toda verdad unilateral que sólo está basada en una opinión es "inhumana…".

Quiero pensar que seremos capaces de acordar un espacio de convivencia donde nadie, que no quiera estar, esté y que quedarse no sea sinónimo de sumisión. Le guste o no, el presidente Rajoy ha optado, otra vez, por darse la razón a sí mismo y agradecerse la explicación. Para ello, tira de cesta y punta, un Jai Alai que juega a solas y, así, consigue que el frontón le devuelva sus propios pensamientos… o como se llamen. Ergo, esto es ilegal, desleal e inmoral. "No hemos sido consultados para venir al mundo, pero exigimos que nos consulten para vivir en él".

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