Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

Informes y títulos

Como todo en la vida, hay informes que no gustan y menos cuando ponen los puntos sobre las íes y somos los principales afectados porque las recomendaciones no nos convienen o, simplemente, no queremos creerlas. Hace apenas una semana se hizo público un estudio elaborado por la Asociación de Universidades Públicas de Andalucía que alertaba de que en la comunidad habría que, digamos, revisar la viabilidad de hasta 236 títulos de grados y másteres; en el caso de la Universidad de Córdoba, la lista se quedaba en 18.

Y, claro, en la institución que dirige en Córdoba José Carlos Gómez Villamandos, que a la postre es el rector de los rectores de España, no sentó nada bien ese análisis y mucho menos en los centros que salían peor perjudicados. Hay que dejar claro que el informe está elaborado por los propios responsables de las universidades. Eso para empezar. Un estudio que pone de manifiesto que hay que echar un ojo a las titulaciones que no tienen suficientes alumnos y que se siguen ofertando a pesar de todo. Un informe, además, que llega en un momento en el que desde distintas esferas se está alertando de que dentro de pocos años habrá puestos de trabajo para los que no habrá personas formadas. Un dato importante y sobre el que pensar, porque se supone que la Universidad no es una fábrica de parados. Y ya, si nos adentramos en el terreno de las Letras, pues peor que peor.

Cada titulación, cada grado o máster que se oferta es de vital importancia para el futuro del conjunto social, pero también para el presente. Desde el alumno que quiere convertirse, digamos en Ingeniero Civil y dedicarse a construir puentes, desde el profesor que se encarga de su formación y transmitir su conocimiento y mostrarle nuevas competencias y habilidades -que ahora se lleva mucho-, desde la propia Universidad que invierte en su formación y aspira a que sea uno de sus mejores egresados, desde el personal que cuida del centro… Es decir, que se trata de un engranaje en el que las piezas han de estar ligadas casi a la perfección para que se pueda sostener en el tiempo, aunque de vez en cuando haya que cambiar algunas piezas aunque se piense que no es necesario. Por eso, de nada vale matar al mensajero cuando se publican este tipo de informes, sino que lo más adecuado es pararse, pensar, mirar y mostrar lo bueno que se hace y también lo que puede hacer para mejorar por mucho que cueste. Y sí, que mañana es 29 de febrero, pero también sábado.

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