Mensaje en la botella

Hoy es el día. ¡Ni una más!

La escuela y la familia son dos de los pilares para aspirar a una sociedad igualitaria

Llegó el 25 de noviembre. Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Seguramente muchas mujeres y hombres saldrán hoy a la calle o harán sentir su rechazo de alguna forma a esta lacra que nos azota y que parece no tener fin. Mi deseo, y creo que el de todas las personas de bien, es que todas las convocatorias tengan la difusión que merecen y que nuestros jóvenes se sumen a ellas. Tal vez pequemos de ser repetitivos en nuestros mensajes, pero no nos queda otra. Han pasado muchos años desde que se puso sobre la mesa esta cuestión y es cierto que hemos avanzado, pero las cifras -sobre todo de mujeres muertas a manos de sus parejas- no decrecen como todos quisiéramos e incluso aumentan en algunos territorios. Tengo la sensación de que hay cada vez más concienciación social, que los que queremos vivir en paz y en igualdad nos duele de manera profunda cuando una persona es asesinada en estas circunstancias por el simple hecho de ser mujer, pero eso no debe implicar que nos resignemos, porque se puede hacer más.

El viernes tuve la oportunidad de participar en una mesa sobre el maltrato organizada por El Día de Córdoba en colaboración con el Colegio de Abogados y, aunque la sensación siempre es de tristeza al abordar este problema, me impactó ese deseo de todas las entidades e instituciones por acabar con esto. Y me refiero no sólo a los miembros de la mesa, sino a la participación activa de los que estaban en el público, quienes con matices, reivindicaciones, alguna queja y llamadas a la reflexión dejaron clara una cosa: la violencia de género es un problema de todos y compromete a la sociedad en su conjunto. Los abogados, médicos, fuerzas de seguridad, técnicos de las instituciones, fiscales y jueces necesitan más medios y una legislación contundente y clara, no cabe duda, pero además precisan saber que cuenta detrás con un respaldo ciudadano importante. Ahí está una de las claves para ir reduciendo unas cifras insoportables, tanto de mujeres asesinadas como de quienes denuncian ser víctimas de esta violencia machista.

Y por favor, no perdamos de vista a nuestros jóvenes. Las conductas de acoso y desprecio hacia la mujer a través de las nuevas tecnologías y las redes sociales como plataforma vienen a agravar la situación todavía más y a dificultar en muchas ocasiones la demostración judicial del maltrato. Ahí tienen un papel fundamental la escuela y la familia, dos de los pilares para aspirar a una sociedad igualitaria, sin odios, sin machismo. Y si me permiten, una última reflexión. Hoy es el día, 25 de noviembre, pero nuestra actitud y compromiso tiene que demostrarse con igual fuerza y firmeza los otros 364 días del año. ¡Ni una más!

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