Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Holanda pita más que anda

Alemania y Francia necesitan a España e Italia como socios y clientes. Nosotros los necesitamos a ellos

Escribió Tolstoi que comprenderlo todo es perdonarlo todo. Esta máxima sobre la paciencia y la misericordia es útil para, a lo largo de la vida, tolerar a los imbéciles, andar con paz de espíritu y ser buena persona si es posible. Esta semana debemos comprender a los holandeses que acusan al sur mediterráneo de perezoso y pícaro genético y, a su vez, entender a los españoles que se dan pisto de objetividad largando fiesta de nosotros mismos como un político neerlandés, y de paso arrear al presidente Sánchez, como si la culpa de la deuda española y el ataque pandémico fueran cosa suya. Este tipo de español de pose autocrítica prolifera: es en el fondo una forma de elevarse un palmo del suelo, porque motivos para criticar al resistente monclovita los hay a puñados… pero no por solicitar ayudas al club del que somos miembros y quinta economía, la UE, debido a una pandemia que vino de fuera. Tampoco se puede culpar al malabarista Sánchez por que el país ostente una deuda pública del 98% del PIB. Ni por el oscurísimo batacazo del propio PIB (o sea, actividad económica) causado por el coronavirus. O no como causante principal.

¿Y los holandeses? Olvidemos su rentabilísimo -y cosas mucho peores- pasado colonial-comercial. Pero recordemos que los Países Bajos son un paraíso fiscal vestido de bonito, donde, por ejemplo, Ikea tiene sede ¡como fundación!, y sus propietarios son otras sociedades fantasmagóricas con sede en islas hechas estados de lavandería de dineros y cuevas de billetes piratas. Ahora bien, si ridículo es que un español confunda churras de deuda con merinas pandémicas con el errequerre antisánchez, irritante es que los gobernantes del pequeño país de las ventanas a la calle y la bicicleta nos pongan de golfos y nos nieguen el pan y la sal tras una catástrofe natural (es natural un virus asesino, ¿no?). Esta semana sabremos el resultado de las negociaciones sobre los fondos de reconstrucción, que conllevan condicionalidad en la aplicación (que ahí está el tema que te quema). En una clásica maniobra negociadora, Holanda (Suecia, Dinamarca) ha golpeado en las semanas previas, para avenirse a aceptar que la UE también está para esto. La Europa más central, Alemania y Francia, ha impuesto sus tesis a pesar del derecho de un pequeño a votar como un grande en asuntos como éste. Alemania y Francia necesitan a España e Italia como socios y clientes. Nosotros los necesitamos. ¿No es eso la Unión Europea? ¿O es que Merkel y Macron son unos cenutrios?

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