Heterodoxos

La huida y el exilio caracterizan la vida de José Marchena; este año se ha impuesto su merecido rescate

Poco a poco, los heterodoxos andaluces salen a la luz, cobran voz, se incita a leerlos y lucen sus libros en los escaparates. En muchos casos han debido esperar décadas y décadas antes de ser extraídos del baúl oscuro en que los encerró, bajo llave, Menéndez Pelayo, en su parcial (aunque también apreciable) Historia de los heterodoxos españoles. Rara vez la recuperación de un heterodoxo viene de la mano de los mismos que lo condenaron y que debieran, por ello mismo, sentirse obligados a reparar tanta infamia. Pero, por fortuna, no han faltado, en los nuevos tiempos, investigadores generosos que han puesto esfuerzo e ilusión en tal empeño. El mejor ejemplo es el de Blanco White, que ya ocupa un buen sitio en bibliotecas y librerías, aunque costó tiempo que aquel ilustrado, liberal, anglófilo y protestante formara parte con naturalidad de la cultura andaluza. Recientemente, ya circulan los nombres y las obras de Cipriano Valera y Casiodoro de Reina, los primeros traductores, en 1569, de la Biblia. Por cierto, en un castellano modelo de pulcritud. Conocida como la Biblia del Oso, fue estigmatizada y la obra sufrió el consecuente destierro y marginación. Ya se encuentran varias ediciones en el mercado y debe ser leída, porque es una de las mejores prosas de nuestra lengua. Valera y Reina, monjes en el convento jerónimo de San Isidoro del Campo, en Santiponce, crearon un potente foco intelectual en la Sevilla del XVI. Acusados de reformadores, se vieron obligados a exilarse, destino obligado de tantos españoles por el mero hecho de pensar distinto. Gracias a que huyeron a tiempo sólo fueron quemados en efigie en un Auto de fe en 1562. Suerte que no pudieron compartir sus restantes compañeros de monasterio, que sí padecieron la hoguera de verdad. También la huida y el exilio caracterizan la vida de José Marchena. Pero siempre se le había descrito con tintas tan negras, que era de temer para él un destierro indefinido. Pero en este año, con motivo de celebrarse el 250 aniversario de su nacimiento, se ha impuesto su merecido rescate. El Ayuntamiento de Utrera ha logrado que este hijo pródigo vuelva a su pueblo para ser admirado y leído. La hospitalaria Casa de los Poetas sevillana le ha prestado cobijo y varios libros están difundiendo la imagen de uno de los españoles -heterodoxo sí, afrancesado también- más sabio, con mayor integridad moral y fidelidad a la causa de la libertad. No en vano fue el español que participó de manera más plena en la Revolución francesa, sin olvidar nunca el cultivo de las letras. No hay novela comparable a su vida.

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