En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

El Halcón y la columna

Justo dentro de un mes, del 10 al 13 de agosto, Belalcázar volverá al siglo XV, a aquellos tiempos en los que era el núcleo de un condado al que daba nombre. Y lo volverá a hacer en el marco impresionante del que es el segundo monumento de la provincia de Córdoba más importante tras la Mezquita-Catedral, el convento de Santa Clara de la Columna. En ese inmortal y único escenario unos 150 vecinos pondrán todo su corazón, con el prestigioso Javier Ossorio en la dirección, a la hora de dar vida a personajes históricos que fueron clave en ese condado. Todos y cada uno de los casi 150 vecinos que participan en El Halcón y la Columna, que así se llama la obra de teatro popular, no son actores profesionales, pero lo parecen, lo que les da aún más mérito a unas interpretaciones que llevan ya algunos meses perfeccionando.

Este año las representaciones también deben rendir un homenaje a su autor, al dramaturgo cordobés Francisco Benítez, quien falleció el pasado mes de mayo y que es también el artífice, entre otras, de la también obra de teatro popular La Vaquera de la Finojosa, que se pone en escena en la vecina localidad de Hinojosa del Duque.

A modo de sinopsis, El Halcón y la Columna cuenta acontecimientos acaecidos durante los años 1432 y 1483 desde la ficción, ya que es una recreación imaginaria de lo que allí sucedió basada en hechos históricos. La representación está constituida por tres piezas, que giran cada una de ellas en torno a los diferentes señores de la antigua Gahete -actual Belalcázar-. Comienza con la muerte del maestre de la Orden de Alcántara, Gutierre de Sotomayor, continúa con la unión de Alfonso de Sotomayor y Elvira de Zúñiga, con la única finalidad de hacerla infeliz, y finaliza con las relaciones de Doña Elvira y su primogénito, quien se convirtió en el primer conde de Belalcázar y pasó a la Historia como Fray Juan de la Puebla.

Concretamente, las representaciones tendrán lugar en el Patio de la Huerta del Convento de Santa Clara de la Columna, un monasterio precisamente fundado por uno de los personajes de la obra, Doña Elvira de Zúñiga. La edificación, de finales del gótico, es de uno de los principales conjuntos conventuales de la provincia y ha llegado al presente sin grandes transformaciones, lo que permite recrear con gran similitud el ambiente de Belalcázar en el siglo XV, una recreación en la que el alma la ponen los casi 150 vecinos, insisto, con unas interpretaciones de Oscar.

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