LOS Premios Príncipe de Asturias, en su afán de internacionalización, no siempre aciertan en los últimos años al relegar a figuras españoles con méritos suficientes para tan alto galardón, pero han dado en la diana con Google, aunque a la abajo firmante la hubiera encantado que el premio de la Comunicación fuera este año para Manu Leguineche, que es un punto de referencia en la historia del periodismo.

Google ha cambiado la vida a los ciudadanos del mundo entero en general y a los comunicadores en particular. Las nuevas generaciones no pueden comprender la influencia de ese buscador en la sociedad actual porque han aprendido a andar con un ordenador al lado, que sabían manejar incluso antes de aprender a escribir. Sin embargo, los que ya no cumplen los treinta saben valorar muy bien qué ha supuesto Google en su trabajo y en su formación.

Los demasiado jóvenes no conocen el olor del papel envejecido en archivadores, como no pueden imaginar lo que costaba encontrar un dato en montañas de legajos no siempre bien clasificados. No tienen ni noción de lo que suponía pedir información en la única biblioteca de una país lejano donde se podía encontrar lo que buscaba, o en una universidad, o el centro de documentación de un periódico, como no pueden imaginar tampoco el esfuerzo de verse obligado a acudir a una hemeroteca para encontrar un nombre indispensable para rematar un trabajo, un artículo o un reportaje.

De tan cercano, tan accesible, tan al lado, no somos conscientes de la aportación de Google, pero no hay más que reflexionar sobre cómo sería un par de días sin ordenador para darse cuenta de que perderíamos parte del día tratando de solucionar algo que Google nos sirve de forma instantánea, desde el nombre que no recordamos a la línea de autobuses que cubre el trayecto a un pueblo que no aparece en el mapa, pasando por las declaraciones de un personaje público años atrás que se contradicen con las actuales, acceder a la cartelera de una ciudad que visitaremos en pocos días e incluso la biografía del personaje ilustre con el que tenemos una cita.

Los Premios Príncipe de Asturias se han adelantado a los Nobel en varias ocasiones, sobre todo en el caso de los Nobel de la Paz, que pasaron por Oviedo antes que por Oslo. En esta ocasión puede ocurrir lo mismo con el buscador más internacional, más universal, el que ha ganado todas las batallas a los que trataron de hacerse un hueco en el mercado y que empezaron con más medios que Google pero con menos imaginación, con dirigentes menos expertos, o que no tuvieron la visión de universalidad de los creadores de Google.

Larry Page y Sergei Brin, fundadores de Google, nos han cambiado la vida a mejor.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios