Cosas que pasan

Ricardo Castillejo

Genio y figura

VAYA revolución entre las niñas de Peñaflor! ¡A menuda velocidad corre de boca esa copla que ella canta como si hubiera perdido la cabeza! Mejor que no preste atención a las vecindonas pues, al fin y al cabo, rematando con Martirio esta introducción "de peina y volantes", "no lo había visto más claro en su vida y ya nunca dice: a mí… ¿quién me cuida?".

De una pieza nos ha dejado la historia de amor protagonizada por la Duquesa de Alba quien, evitando que la noticia saltara a la palestra pública y los dimes y diretes pudieran estropear la aventura, ha mantenido en secreto su affaire -desconocido hasta para las amigas que le son más cercanas- durante varios meses. Sin embargo, tanto lleva de relación que incluso piensa en una boda que pretende adelantar a la que su nieto mayor protagonizará el mes que viene en Jerez.

Que sí, que sí, que no, que no… Igual que con La Parrala, los mentideros se han disparado y Alfonso -que así se llama el susodicho-, se ha convertido en el objetivo más buscado de la prensa del corazón. "Pues yo creo que es funcionario en Madrid", afirman algunas. "Por lo visto tiene algo más de cincuenta", comentan otras. "Su hermano es anticuario y conocía a Jesús Aguirre, el segundo marido de Cayetana", rematan las últimas.

Y así se va tejiendo la letra de una melodía nacida desde la soledad de una mujer que, con sus hijos y nietos siempre lejos, bien hace en enamorarse de nuevo. "Rondabas por mi dehesa y un día dijiste llegando a mi altura: Su buen corazón, condesa, hará que en el toro yo sea una figura", interpretaba Juanita Reina consciente de que, la realidad, siempre supera a la ficción. Cambiemos "condesa" por "duquesa" -respecto a las intenciones del pretendiente no nos pronunciemos aún- y hallaremos una nueva "madrina" "por fuera jardín de rosas, por dentro zarzal de espinas".

La De Alba, genio y figura, vuelve a hacer de su capa un sayo y, desde el interior de sus palacios, parece cantar: "desde los pies a la boca, que aprendan todas de mí, ay de mí… ¡a querer como las locas!".

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