Así se llama la sala del Palacio de Versalles donde se firmó el Tratado de Paz que puso fin a la Primera Guerra Mundial. Más de 50 países, diversos cultural, social y políticamente, se pusieron de acuerdo para acabar con la barbarie del segundo Reich.

En uno de los peores episodios de la historia de la humanidad, fue posible el encuentro, el dialogo y la reconciliación. Los tiempos que vivimos, si requieren de algo, es de otra galería de los espejos, sobre todo los dirigentes de la izquierda, responsables de tomar difíciles decisiones. Deberán ser capaces de mirarse, reconocerse y a la vez reconocer al distinto como posible aliado coyuntural o estructural.

Este fin de semana, el socialismo español ha entrado en su particular sala de espejos y se han podido ver algunas imágenes reflejadas, muchas gratificantes, ilusionantes, como por ejemplo la de una presidenta comprometida con la transición ecológica de la economía. O que Escudero, prestigioso economista del Foro de Economía Progresista, sea asesor económico. Pero también vimos el horrendo reflejo de la derrota no asumida, las sillas vacías de la Federación Andaluza. La mayoría de la delegación andaluza dejó el congreso sin participar en la votación de los documentos políticos. "Estaba todo resuelto", argumenta un dirigente próximo a la presidenta andaluza. "No creo que sea relevante", dice ese mismo dirigente. Mientras que algunos delegados de la militancia andaluza cenaban en un hotel, al compás de consignas endogámicas, en el plenario se debatía sobre la instauración de la III Republica o los cambios en las listas electorales, además de votarse los dictámenes que constituirán el proyecto del PSOE para los siguientes 4 años. Nada relevante, al parecer, para los que disputaron por la secretaria general sin proyecto conocido.

Es tiempo de acuerdo, de debate, de búsqueda de puntos en común y de limar asperezas con las otras izquierdas, y es tiempo de volver a enamorar a la sociedad con un proyecto político que piense en la gente por encima de cualquier cuita interna.

Cuando la derecha política y mediática se remangan y se ponen a picar piedras como un solo hombre, todo es posible. Han conseguido incluso hundir a Díaz de tanto ensalzarla.

No podemos perder el tiempo dejando sillas vacías, ocupémoslas para seguir construyendo y empecemos a reconocernos en los espejos todas las izquierdas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios