Hoja de ruta

Ignacio Martínez

'Friquis' en acción

MUERTE al Borbón!, ha dicho un ingenioso diputado de Esquerra Republicana de Cataluña, en un momento de exaltación y dejándose llevar, por citar la disculpa de su propio partido. La criatura en cuestión no es adolescente, tiene ya 55 años, sino hombre primitivo o poco civilizado, según se desprende de la excusa que ha utilizado el presidente del Congreso. Primario, dijo Bono. Joan Tardà tampoco es un iletrado, es licenciado en Filosofía y Letras y catedrático de Instituto de Lengua y Literatura catalanas, pero es persona que se deja arrebatar por la pasión y pierde la moderación, que es lo que significa exaltado, calificativo que el portavoz de su partido ha usado como eximente.

En todo caso, no es un buen ejemplo para las Juventudes de Esquerra, a las que acompañó el sábado en un entierro de la Constitución con motivo de su 30 aniversario. Tardà quiso demostrar que si aquello era un concurso de gamberradas, él podía hacerlas más gordas. En la pasada legislatura ya fueron muy comentadas sus intervenciones en el Congreso para defender el carácter democrático de ANV, la última marca blanca de ETA, o su habilidad para exasperar al presidente del Congreso, Manuel Marín, hablando en catalán en los plenos, aunque no lo permitiese el reglamento. Marín lo llegó a expulsar de la tribuna de oradores y solía calificarlo en privado como un friqui.

En Ronda dirían, sin tantos rodeos, que es un majarón. Y desde luego no representa a un pueblo como el catalán, que se distingue por su sentido común. También gritó ¡viva la república! Pero defender esas ideas es perfectamente respetable en la España democrática de hoy día. Lo de las muertes, sin embargo, es más propio de guerras o terrorismos. Tardà no ha pedido disculpas: por el contrario, en un comunicado ha tachado de ignorantes a quienes pensamos que son poco edificantes este tipo de propósitos.

Este preclaro hombre de letras nos recuerda a los iletrados que la frase está sacada de contexto, porque es lo que se cantaba por las calles de Barcelona en la Guerra de Sucesión. Esto coloca a ERC en la posición de partido moderno frente a los batasunos vascos, defendidos por Tardà. Mientras los proetarras quieren llevar al País Vasco un millón y medio de años atrás, a la Edad de Piedra, Esquerra sólo quiere hacer retroceder a Cataluña tres siglos, a la guerra civil española de 1705 a 1714, que ganó el primer Borbón, Felipe V.

Sobre el futuro, poca doctrina. Aunque hace unos días tuvimos un espejismo. Carod-Rovira lanzó un mensaje proponiendo refundar Esquerra como un partido serio, abierto, moderado, tolerante, flexible, dialogante, que transmitiese estabilidad y no fuese antiespañol. Si tal pretensión fuese adelante, a Tardà, el pobre, le quedarían unos añitos de reciclaje.

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