La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Franco en la manga de Sánchez

Cada vez que arrecian las críticas invoca al fantasma de Franco. El difunto es un as en la manga de este tahúr

Lo del fantasma de Franco como cortina de humo funciona. Desde la aparición del convidado de piedra -"Don Giovanni a cenar m'invitasti e son venuto!"- en mozartiano hasta la mano de Carrie saliendo de la tierra, pasando por el guardavía dickensiano que después de muerto seguía avisando "¡Eh, oiga, allá abajo, cuidado, cuidado!", la oportuna aparición de un espectro siempre ha sido de seguro efecto. Sánchez, que parece tener como asesor a Iker Jiménez, maneja el fantasma de Franco con una maestría digna de Arthur Machen, Margaret Oliphant o M. R. James. No logra tapar todos sus agujeros porque eso es imposible, pero distrae de su política de avestruz frente al emborricamiento catalán que ya se resuelve a mascás, de la metedura de pata del Gobierno y la ministra de Justicia en el asunto del juez Llarena, de su política -en el caso que la haya- de inmigración, que contradice todo lo dicho y prometido hasta ahora, de su silencio o medias palabras sobre Maduro y la crisis venezolana en su tournée latinoamericana.

La misma tarde del martes en que sus voceros más fieles y sus medios más incondicionales lo ponían como los trapos a causa de la devolución de 116 inmigrantes y la detención por "organización criminal" de los responsables del violento asalto a la valla de Ceuta, Sánchez anunciaba desde Chile la creación de una Comisión de la Verdad "con la finalidad de conocer la verdad de lo ocurrido" (¿no protestarán los muchos historiadores que llevan décadas investigando y publicando?) y una vez más se contradijo -este es un Gobierno, como los cuatro corazones de Jardiel Poncela, con freno y marcha atrás- a renunciar a la "resignificación" del Valle de los Caídos anunciado hace tres días por Carmen Calvo: "No puedes resignificar el Valle de los Caídos por su contenido simbólico, es imposible. Veo muy difícil que se convierta en otra cosa que un cementerio civil". Supongo que pronto dirá otra cosa porque ese mismo contenido simbólico -cruz gigante, evangelistas y Piedad ciclópeos, etc.- hace también imposible que sea un cementerio civil. Como añadió que "debe ser un lugar de reposo" cabe la posibilidad de que lo convierta en un spa con jacuzzis, hidromasajes y aquaeróbic. Ya se verá.

Y allá que fueron los tertulianos de la tarde y la noche del martes y la mañana del miércoles como abejas al panal. Está claro que el difunto es un as en la manga de este tahúr.

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