Hace unos días, con motivo del último concierto de Fito & Fitipaldis en Córdoba, el del pasado viernes 27 de mayo, volví a leer una entrevista que hace cuatro años le hizo mi compañera Ángela Alba al rockero bilbaíno, una entrevista que no tiene desperdicio y cuya lectura recomiendo encarecidamente; búsquenla en Google simplemente colocando el titular de la misma, Los trajes a medida nunca funcionan en la música. ...Bueno, a lo que iba, le decía Fito Cabrales a mi compañera que "si somos capaces [quienes hacemos rock] de enganchar a la gente más joven, [ese estilo musical] seguirá funcionando; y si sólo queremos tocar para gente de nuestra edad, pues se morirá". "Es nuestra culpa lo que suceda con el rock: si somos capaces de generar entusiasmo en un chaval de 15 años, el rock tendrá una buena salud", insistía. Alabo estas palabras del bilbaino porque soy de los que piensan, como él, que la música, la buena música, engancha, hasta tal punto que llega a ser mucho más que música generando sentimientos y recuerdos a quienes la escuchan con el corazón.

Corría el año 2003. Yo estaba en mi pueblo, Belalcázar, agotando las vacaciones de verano y escuchando Soldadito Marinero, el quinto corte de Lo más lejos a tu lado -el tercer LP de Fito & Fitipaldis- cuando mi teléfono móvil sonó. Era mi amigo Carlos Quintana, quien con voz entrecortada me informó de que un gran amigo común de toda la vida, Julio Rodríguez, había tenido un accidente junto a su mujer y a su hijo cuando casi finalizaba el viaje de regreso desde el pueblo a Barcelona, donde vivía. Desde entonces, cada vez que escucho Después de un invierno malo, una mala primavera / dime por que estas buscando una lágrima en la arena -esa parte del estribillo de esa canción- rememoro ese momento amargo que me partió el alma. Y cada vez que escucho Lo más lejos a tu lado mi mente recuerda lo mejor de Julio, una muy buena persona, de las mejores que he conocido, que estuvo siempre a mi lado en lo bueno y en lo malo y con quien Carlos, Manolo Fernández, Gabriel Ángel Pizarro (Hillo), Paco Gallego... y yo nos criamos en el barrio de la calle Hernán Cortés de Belalcázar. Lo más lejos a tu lado era en el momento de su marcha mi disco de cabecera, ese que escuchaba un día sí y al otro también, incluso se lo llegué a recomendar encarecidamente cuando quedamos esas vacaciones en el pueblo como si hubiera descubierto el disco perdido de Los Beatles y quisiera compartirlo con él.

Fito ha hecho escala en la Plaza de Toros de Córdoba con su gira Cada vez cadáver. Como pasó hace cuatro años en su gira anterior, ese enganche y sentimiento que genera su música me tuvo reservados en este último concierto muchos recuerdos de mi amigo, una persona siempre muy positiva y en el Coso de los Califas Julio volvió a estar lo más cerca a mi lado, al lado de mi corazón.

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