Esto no ha hecho nada más que empezar, poco más de día y medio de feria y muchas sensaciones y circunstancias coinciden ahora en el Arenal. Retomar, recuperar, volver. Sería irresponsable prescindir de la idea de que no volvemos igual, que existe un virus que lleva dos años marcando la vida de todos, que ha marcado por completo la vida de tantos y que sigue entre nosotros. Pero la feria está aquí y vamos a intentar disfrutarla. El concepto es espectacular, una ciudad, con su gente y su mezcla convive en un espacio engalanado; luces, volantes, reencuentro, tradición y costumbres.

La feria evoluciona con nosotros y la edad, las edades, marcan también las ferias. Estos días, mientras preparábamos los trajes, elegíamos la flor y nos peleábamos en la búsqueda imposible del mantoncillo agotado, comprobábamos que hay ferias y ferias. Desde la ilusión desmedida, de las que no tienen nítida memoria del evento, esas que lucen hoy los primeros volantes de sus pequeños trajes cortos, a las que protestan por la combinación que elige la pureta de su madre.

Las primeras se dan cita hoy por la calle del infierno, entre el calor y los precios, padres, madres y muchos abuelos se sobreponen a la queja y disfrutan de los mini flamencos y flamencas que lucen hoy, estrenando y descubriendo. Tras el parón impuesto, para muchos es otra feria. Retoman una fiesta que dejaron en la calle del infierno como destino preferente para vivir la feria de la pre adolescencia o adolescencia sin pre. Madres y padres se han quedado sin lo paulatino, se despidieron del Arenal guardando el premio de la tómbola y ayer se reengancharon a una feria sin niños, que ya reclaman otro divertimento, que de repente, han dejado muy atrás el Tren de la Bruja, el Ratón Vacilón y el Magnum XXL ya no es lo más. Que ahora piden momentos en pandilla y vuelven a la caseta a suplicar una hora más. Y los que aguantaban hasta la hora prometida en la última feria hoy son conscientes de que no habrá hora de llegada. ¡Que es feria!

El miércoles, el pavor para muchos, los que estuvieron en la última mesa de niños, se darán cita en el macrobotellón y más allá de las vallas y el control de DNI en la zona, la preocupación es otra y nueva. Como la etapa.

Hemos crecido también en la feria. Todos hemos pasado por ahí, que el albero conforma parte de nuestra esencia y repasando cada feria propia, uno se recuerda en esas etapas. A disfrutarla, cada cual la que le toca.

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