La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

"Feliz cumpleaños, gordo de mierda"

Actúese contra el 'bullying', pero también contra las inducciones ambientales que imponen modelos corporales

También se avanza afortunadamente, pese a la estupidez políticamente correcta que impone censuras y el vacío ético del consumismo. También las redes, pese a ser un vertedero de odios, un desahogo de frustrados encubiertos por el anonimato o una factoría de imbecilidad influencer, aportan cosas positivas. El caso del niño de Lloseta víctima de acoso escolar es un ejemplo.

La difusión de las imágenes grabadas por su hermano en el colegio -los compañeros coreando "feliz cumpleaños, gordo de mierda"- ha generado una ola, esperemos que no efímera como tantas lo son, de solidaridad con el chaval, condena del bullying y exigencia de un mayor control para erradicarlo de los colegios.

Hace no tantos años esto era normal. Los niños demasiado delgados, gordos o tímidos, con gafas o pobremente vestidos con ropas remendadas y zapatos viejos por carencias en sus casas, con las orejas demasiado separadas, estrábicos o tartamudos, y no digamos los amanerados, eran víctimas de sus compañeros que se cebaban con ellos insultándolos, ridiculizándolos y pegándoles, perpetuando estereotipos socialmente aceptados y reproduciendo conductas que observaban en sus entornos. Hasta los profesores eran a veces quienes se burlaban de ellos. En el caso de los niños amanerados era solo el principio de una vida de persecución legal y humillaciones. Y eso era normal.

Los niños agresores de entonces no eran en gran medida responsables de sus actos: si siempre son poderosas las inducciones ambientales que socializan y normativizan actitudes infames, en la infancia son devastadoras. Hoy la situación es afortunadamente distinta, o está empezando a serlo. Estas actitudes ya no están normalizadas, la mayoría de la sociedad no las admite y se actúa contra ellas.

Hay que añadir que la gordofobia ha sido involuntariamente alentada por un torpe planteamiento de políticas de salud en la necesaria lucha contra la obesidad infantil, por las redes sociales y por la imposición/inducción entre los adolescentes de un modelo de perfección física que ha aumentado preocupantemente los casos de trastornos de la conducta alimentaria y el recurso temprano a la cirugía estética, afectando sobre todo a las jóvenes. Actúese contra el bullying, por supuesto, pero también contra las inducciones ambientales de todo tipo que alientan la gordofobia e imponen modelos corporales.

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