Crónica Personal

Falta de pudor

Muy poco seguro debe de estar Sánchez de su éxito cuando tiene que recurrir a una serie electoralista

Moncloa ha promovido una miniserie de televisión en honor y gloria de Pedro Sánchez. Con una productora privada pero con la ayuda indispensable del equipo del presidente y del propio presidente, que han dado toda clase de facilidades e incluso están dispuestos a colaborar con la productora para encontrar una plataforma que le compre la serie. Sánchez tiene el máximo interés en su emisión porque los cuatro capítulos dan prioridad a lo que más importa al actual jefe del Gobierno: su proyección internacional. Siempre ha sido la tarea que más ha gustado a los presidentes; les facilita alejarse de los problemas del día a día y les permite conocer a los más importantes líderes mundiales… y aparecer con ellos.

Todos los presidentes han tratado de potenciar su faceta internacional, pero ninguno como Sánchez, probablemente porque la única forma de tranquilizarse ante el creciente rechazo de los españoles hacia su figura . Los abrazos de sus compañeros de la UE, y que Biden le haya tratado como a uno más en la cumbre madrileña de la OTAN después de haberle humillado en ocasiones previas, le hicieron comprender que la política internacional es la más fructífera de sus actividades. Sobre todo cuando se vende bien, como por ejemplo presentar la presidencia de turno de la UE como si España no la hubiera ejercido hasta la llegada de Sánchez a Moncloa, o presentar la cumbre madrileña de la OTAN de 2022 como si no se hubiera celebrado otra en tiempos de Aznar. También presume de su relación excepcional con la presidenta de la Comisión Europea, cuando en Bruselas es de dominio público que Ursula von der Leyen es una mujer encantadora con todos sus interlocutores.

Sorprende la falta de pudor de Sánchez, es capaz de cualquier cosa con tal de potenciar su imagen, y eso incluye faltas de protocolo que provocan asombro. Por no decir vergüenza ajena. Las que dedica al Rey tienen que ver con su afán por marcar distancias con el Jefe del Estado, como si le molestara que le haga sombra. Pero hay muchas otras. Sánchez quiere ser el niño en el bautizo y el muerto en el entierro, como se dice vulgarmente. Y cuando nadie le da pie para serlo, pues apoya una serie sobre su persona controlada por Moncloa, que le garantiza que no se va a emitir un segundo que no haya sido revisado por el equipo presidencial.

Muy poco seguro debe de estar Sánchez de su éxito cuando tiene que recurrir a una serie electoralista que no aceptarían la mayoría de sus amigos gobernantes de otros países…

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