Cambio de sentido

Estampas

La foto de los refugiados sirios parece 'La balsa de la Medusa', pero es una estampa actual

Qué antiguas eran ya las armas, qué viejos eran ya los hombres, qué decrépito el mundo, qué anciana la palabra, ya en tu guerra, oh rey Agamenón!", escribió Rafael Sánchez Ferlosio. El mundo era ya viejo cuando lo cantaba Homero, tanto que me parece que desde entonces todas las tragedias son una y la misma, y que incluso las formas de representarlas en el arte y la literatura se reescriben actualizadas. En estos días, mientras ARCO 2020 ofrecía su muestra de galerías y precios, he visto en El País la viva estampa de La balsa de la Medusa de Géricault: son refugiados sirios tratando de alcanzar alguna orilla del Evros, el río que separa Turquía de Grecia. La imagen es de Emrah Gurel, de Associated Press, pero podría haberla pintado el cuatrocentista Paolo Ucello, o Pallotta en el XVIII. Esta estampa antiquísima -la de gentes desesperadas, a la deriva en aguas de nadie, devueltos a palos a la otra orilla- es también la estampa de la contemporaneidad. Hemos de asumir como propio, actual y atroz este retrato de nuestra época. Al mirar rápidamente hacia otro lado, al hombre y a la mujer contemporáneos se les desdibuja el rostro: interiormente son -o somos- como los cuadros de Francis Bacon. La realidad española sigue delirando -desde aquí pueden escucharse rebuznos de antaño- en los caprichos y disparates de Goya. Raro es que el dichoso coronavirus no lo pintara El Bosco (tan visionario y socorrido) en su Jardín, pero lo que sí están pintadas en las iglesias, a modo de purgatorios, son las farmacias de Guayaquil empetadas de ánimas en busca de mascarillas, que antier vi en la tele. La soledad que Hopper pinta en el aire va más allá de la simple analogía de las calles desiertas por cuarentena. La Derelitta, raptada y violada, continúa hoy tapándose el llanto con las manos. Pepe Espaliú deconstruye La Santa Cena retratándose a sí mismo como cada una de las figuras del cuadro: cada cual, hoy mismo, puede ser Cristo o Judas o el que niega.

Espanta que estampas tan viejas representen los nuevos tiempos más que muchas obras contemporáneas. Espanta ver en la actualidad escenas y discursos propios de antiguas barbaries. Hay quien cree que ahora somos mejores por vivir una época tecnodesarrollada. Qué va: problemas iguales nos cercan, la misma incertidumbre, similar estupor, idéntico el amor, parecido el daño. ¿Avanzamos? Por ello hoy y aquí alzo mi palabra, tan anciana, ay Homero, oh rey Agamenón.

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