Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Espíame a esos votantes

Usted siga cliqueando. Hágase el chistoso en Twitter. Exhíbase en Istagram. Los partidos se lo agradecerán

Cuando el negocio de la democracia liberal lo necesita no tiene sonrojo en echar mano de medidas que han sido, son y serán prácticas comunes, habituales y propias de una dictadura. Espiar es una de ellas: los guardianes del despotismo se afanan en conocer al detalle no ya cada movimiento, sino sobre todo cada pensamiento de los súbditos, pues no existen los ciudadanos para esos sistemas, por muy "camaradas" que los llamen. Con o sin libertades, principalmente somos a la vez fuente y depósito de información muy valiosa para el Estado, que la procesa en su sala de máquinas. Con o sin derecho a votar a los gobernantes todos estamos ya expuestos a un registro total de la vida, de nuestra vida. Ya no hay rincones en penumbra ni zonas de sombra. En nuestra sociedad postcapitalista y digital nada de lo que hacemos es desapercibido. Como escribe Byun-Chul Han en Psicopolítica, "nuestro hábito digital proporciona una representación muy exacta de nuestra persona, de nuestra alma, quizá más precisa o completa que la imagen que nos hacemos de nosotros mismos".

Nuestro país no iba a ser una excepción. Y aquí también Big Data se ha hecho con los servicios del ya anticuado, aunque eficaz, Big Brother. Ya no se nos vigila sólo para controlarnos. Ahora se nos invade con el objetivo de teledirigirnos. Con la nueva Ley de Protección de Datos y Garantía de Derechos Digitales "los partidos políticos, coaliciones y agrupaciones electorales podrán utilizar datos personales obtenidos en páginas web y otras fuentes de acceso público para la realización de actividades políticas durante el período electoral". Aseguran sus defensores que no se permitirá el tratamiento de tales datos personales "para la elaboración de perfiles basados en opiniones políticas". ¿Para qué entonces? Va a ser para eso, sin lugar a dudas. Los votantes van a ser espiados y posteriormente bombardeados con propaganda hasta que su dispositivo, desde el móvil hasta el ordenador de mesa, cruja y eche humo. En Estados Unidos los electores están escudriñados bajo una visión de 360 grados. Sus datos son recopilados, y se compran si hace falta. Una victoria política no es barata.

Recuerden el escándalo de Cambridge Analytica en Facebook. Todo aquel rasgamiento. Pero ustedes sigan cliqueando. Háganse el chistoso en Twitter. Exhíbanse en Instagram. Los partidos les estarán muy agradecidos.

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