¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Esperando a Susana

Vamos para 40 años de PSOE. Eso sí que es un hecho diferencial, y no la sardana, la txalaparta o el queso de tetilla

La convocatoria de elecciones en Andalucía es inminente, o al menos eso dicen los que tienen hilo directo con el Palacio de San Telmo. Puede que sea hoy mismo, mañana a lo más tardar. La presidenta Díaz ha apuntado en su cuaderno colorado la fecha del 2 de diciembre, festividad de Santa Bibiana, no sabemos muy bien si con la intención de hacer un sentido homenaje a la ínclita Aído, aquella ministra fugaz del zapaterismo recolocada en la ONU para mayor gloria de la cooperación internacional. Ese día, cuando el frío (esperemos) ya empiece a apretar y los pavos entonen sus oraciones, los andaluces acudiremos a las urnas para, con bastante probabilidad, dar el visto bueno a un nuevo cuatrienio socialista. Andalucía cumplirá los cuarenta años de gobierno socialista, toda una anomalía democrática, por mucho que a algunos les moleste la expresión. Esto sí que es un hecho diferencial, y no la sardana, la txalaparta o el queso de tetilla.

La actividad del Gobierno saliente ha sido (seamos finos) un tanto desdibujada, con un meritorio cumplimiento del objetivo del déficit (a la César lo que es de la César) y alguna medida populista como la práctica gratuidad de las carreras universitarias con sólo lograr el aprobado. Sin embargo, el paisaje de fondo cada vez está más oscurecido por el aumento de la brecha que separa a Andalucía de las regiones más ricas de España. Por su parte, Ciudadanos, el único báculo parlamentario de Díaz, sólo puede exhibir el mérito de haber dotado a Andalucía de estabilidad a cambio de casi nada, apenas la reforma del Impuesto de Sucesiones y poco más (¿podría usted citar algún otro logro?). Juan Marín es un candidato sin punch y requiere del desembarco de Inés Arrimadas y Albert Rivera para que el respetable tome algún interés por él. Del PP mejor no hablar. Se ha dedicado estos años a las peleítas de casino, a la puñalada interna (ese partido se parece cada vez más a una hermandad de gloria mal avenida). Juanma Moreno acude a las elecciones como quien va al matadero, consciente de que más de un compañero clava alfileres en su foto y despreciado por un Pablo Casado que poco o nada va a sumar en Andalucía. Cs ya calienta con su aliento el cogote de los populares. Podemos Unidos, por su parte, se empeña en volar raso. Tiene gente muy válida vinculada a esa corriente interna difusa que es el errejonismo, pero se empeña en una candidata que grita más que argumenta, carne de asamblea universitaria y canción protesta.

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