Qué ya llegó el domingo. Que atrás quedan, aunque aún cerca, los cafés agitados de estos últimos días; las convocatorias S.O.S. con nuestros politólogos de cabecera para discernir el voto. Que todas esas conversaciones, las pausadas y analíticas con quienes somos capaces de compartir dudas, utilidades de elegir a unos u otros, y también esas en las que nos resultó imposible contener el tono y no salir a gritos e indignadas por la barbarie del pensar del de enfrente, nos han traído hasta la puerta del colegio. Que hoy estamos aquí, que hoy nuevamente nos la jugamos. Que en unas horas cobraremos o pagaremos esas apuestas que hemos hecho, que nos hemos arriesgado a hacer. Que si más de equis diputados para unos y menos de tantos para los otros. ¡Ay, que no nos aburramos de esto! Que dentro de nada empezaremos con los mensajes y los teléfonos echarán humo -hasta los nuestros-, los de quienes sin militancia ni cargo, nos esforzamos por ejercer nuestro derecho y nuestro deber cívico, regenerando la ilusión en cada campaña, en cada una de estas ocasiones.

No puedo evitar que me vengan a la cabeza escenas muy dispares de familias muy diversas. Aquellos que tienen hijos e hijas que votan hoy por primera vez, que han vivido el proceso con el aliciente de enseñar a éstos el cómo, el porqué, desde el deber, el derecho o el privilegio. Si habrán puesto o no de manifiesto las herencias de esos abuelos que tanto se la jugaron para que hoy estemos en ello. Si habrán aprovechado la ocasión para dejar constancia de la experiencia de aquellas, que tanto lucharon para que hoy ellas puedan llegar a las urnas.

Esas escenas de los que han acompañado a los primerizos a mítines, si les habrán animado a ojear, leer o profundizar en los programas o si el asunto quedó en lo que se vota en casa, sin mucho más de desarrollo. También las imágenes de aquellos y aquellas mayores, que pese a los achaques y las dolencias, hoy se han incorporado, hoy no tenían duda de que saldrían, que al colegio llegarían, más sabedores que nosotros del porqué hay que levantarse hoy y llegar hasta allí, porque como nadie saben, lo que les costó conseguir llegar.

Nos queda la nuestra, y sea como fuere la escena que reproduzcamos hoy, aquí volvemos a estar, tenemos una nueva oportunidad. Disfrutemos de la jornada, se lo debemos a muchas y a muchos.

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